Cartas a Elena (2012)

Conciliar la ficción y realidad es una tarea pesada literal y metafóricamente, y el tema de la inmigración afrontada de modo próximo, tampoco es una labor que al estilo caja de sorpresas puede ser pintado oníricamente. La trama se centra en un niño, que abandonado a su suerte encuentra inconvenientes para integrarse de lleno en la comunidad, la cual se distingue mayoritariamente por tener adultos mayores sin ningún tipo de conocimiento y al que por desfortuna de uno de ellos conduce al chico a ser lector de las cartas provenientes del norte.

“Cartas a Elena” trae implícita la crudeza de la lejanía entre familias propiciada por la falta de oportunidades, sin embargo padece el excesivo optimismo que connotan algunos aspectos de la película los que no permiten convencimiento desde los primeros minutos. Algunos por mencionar:

• El chico en quien recae todo el peso de la trama, se nota sobreactuado y sin naturalidad.
• El resto del elenco aun con muchas tablas en cine, no fue el correcto, yo no me creo a una Lorena Velazquez o una Elsa Cardenas o bien Ana Luisa Peluffo como analfabetas. El estigma de estas actrices juega en contra de sus intentos por interpretar a gente de provincia, de pueblo, en situación de escasos recursos.
• La dirección de arte resulta tan cuidada que no veo pobreza auténtica, sino construida.
• La fotografía está pasada en su colorido y remite a un episodio fuera del contexto entablado.
• Y la historia, sobre todo eso… ¡no es para cine!

Conciliar la ficción y realidad no es sencillo, en algún momento escuché a la actriz Irma Dorantes -quien también participa en esta cinta- su molestia con la tendencia que adquirió el cine nacional, no obstante, la realidad no es la misma y la ficción tampoco. Hoy “Cartas a Elena” es un intento de reconcilio entre dos formas de llevar a cabo el cine, el actual y el de la época en el que ella incursionó (supongo de ahí su reaparición), sin ser desde mi punto de vista un acierto.