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No hay dos sin tres (2014)

No hay dos sin tres
109 min.
4,5
6.092
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Sinopsis
Tras enterarse de que el hombre con quien sale (Coster-Waldau) está casado, una mujer (Cameron Díaz) descubre además que tiene mucho en común con su esposa (Leslie Mann), por lo que ambas deciden vengarse de él y sus infidelidades. Contarán también con la ayuda de su actual amante (Kate Upton). (FILMAFFINITY)
Género
Romance Comedia Comedia romántica Venganza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Other Woman
Duración
109 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
2014: Premios Razzie: Peor actriz (Cameron Diaz)
2
Soberana estupidez
Para comenzar señalar que soy de chileno y por cierto vivo en este país, lo menciono puesto que las películas que llegan acá rozan lo nefasto, es difícil ir al cine, ver que hay en cartelera y encontrar algo relativamente decente. Por las cosas de la vida fui con una amiga y un amigo, totalmente decididos a ver algo, y luego de un par de sucesos terminé entrando a ver esta porquería, ¡oh, qué desgracia!.

Acerca de la película en sí, el guion fue hecho por un orangután con serios problemas mentales, las "actuaciones" rozando lo catastrófico, pero regreso, es que lo del guion es funesto, no hay nada no predecible ni obvio, no hay nada chistoso más que un par de gags de risa fácil, no es creíble en ningún momento, el humor es radicalmente infantil o para descerebrados (y créanme que en la sala la gente lo estaba pasando muy bien). Me pregunto cuántos directores de cine, o futuros directores soñarían (es más, estos sueños serían eróticos) con que les dijeran que tienen este gran presupuesto para hacer algo grande, e ideas deben haber de sobra. Y qué se concluye: esto es el comercio, esto es lo que vende, estos son los gustos impuestos, ¿y qué se le va a hacer?
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31 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
UNA COMEDIA QUE NO SE HA TOMADO EN SERIO
Winston Churchill decía que “el humor es una cosa muy seria”. Y esa aparente contradicción que desprende la frase no es tal si se interpreta correctamente. El hecho de hacer reír no ha de entenderse como un ejercicio simplón o insustancial en el que las carencias de talento y originalidad carezca de importancia. Muy al contrario, hay que tomárselo en serio para que resulte un éxito. Gran parte de las cintas de humor que llegan a las carteleras se asientan sobre tópicos manidos, tramas desgastadas, personajes planos y guiones que, en vez de desarrollar una historia, se limitan a concatenar una serie de gags con mayor o menor gracia. De manera que la mayoría de las comedias no son tomadas en serio ni por sus productores, ni por sus guionistas ni por sus directores y por ese camino el género está perdiendo la brillantez que reflejó hace algunas décadas. Es cierto que Jason Reitman, Alexander Payne, Wes Anderson, Woody Allen o incluso David O. Russell son pilares muy notables de la industria norteamericana y que en Europa se eleva el nivel del otro lado del Atlántico pero, analizado en su conjunto, el estado de salud de la comedia es preocupante y “No hay dos sin tres” es un nuevo síntoma de la enfermedad que aqueja a uno de los géneros más representativos del Séptimo Arte.
El irregular cineasta Nick Cassavetes, hijo del actor y realizador John Cassavetes (uno de los pocos profesionales que ha sido nominado al Oscar a mejor actor, guionista y director en diferentes años y por distintos trabajos) y de la actriz Gena Rowlands, generó en sus inicios unas magníficas expectativas tanto delante como detrás de las cámaras, envolviéndose en un halo de joven promesa que con el paso del tiempo se ha ido desvaneciendo. Las realizaciones de “Una mujer entre dos hombres” y “El diario de Noa” ofrecían momentos interesantes, incluso brillantes, que invitaban a seguir la evolución de este neoyorkino. Sin embargo, sus últimos proyectos han resultado decepcionantes y, por lo que se refiere a “No hay dos sin tres”, se suma a la corriente de banalización de un tipo de cine que merece mayor respeto.
Cuenta la historia de una mujer que, tras enterarse de que su pareja sentimental es un hombre casado, se alía con la esposa de éste para diseñar una venganza conjunta. Para ello, ambas recurrirán a proporcionar una tercera amante al esposo infiel. Salvo contadas secuencias aisladas, el conjunto carece de gracia y originalidad, de diálogos irónicos y mordaces y de personajes ingeniosos. En definitiva, adolece de los ingredientes básicos para devolver a la comedia a su nivel de antaño. De hecho, se sitúa a la altura de cualquier telefilm de las sobremesas del fin de semana. Ese plus de calidad que justifica el desplazamiento de los espectadores a las salas de proyección y que marca la diferencia entre la pequeña y la gran pantalla no existe.
En cuanto a los protagonistas, reconozco su esfuerzo, máxime si se tiene en cuenta el escaso material del que disponen para llevar a cabo una buena interpretación. Cameron Díaz sigue siendo incapaz de rentabilizar unos correctos inicios profesionales en títulos como “La máscara”, “Ella es única”, “Una historia diferente” o “Very Bad Things” y deambula a la caza de algún proyecto que huela a éxito de taquilla en busca de un reclamo físico para conseguir dicho objetivo. Le acompañan un célebre rostro televisivo del pasado (Don Johnson) y una joven modelo (Kate Upton) para lograr esa combinación que le suponga al productor la máxima rentabilidad económica. En ese sentido, la meta se ha traspasado con creces, ya que con un presupuesto inicial de cuarenta millones de dólares se ha obtenido hasta el momento una recaudación de ciento setenta. Lástima que, en su obsesión por los beneficios, hayan abandonado por el camino la verdadera esencia del cine.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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