Amanece en Calcuta (2021)

Dos fueron las recomendaciones de la Madre Teresa de Calcuta al primer entrevistado poco antes de cantar misa: "Ama a los pobres y se santo". Casi nada.
A través de otras cinco encuestas más el director muestra la influencia de esta mujer en sus vidas particulares y, por extensión, la labor realizada por las Hermanas de la Caridad en India.
Se trata de un doctor en Filosofía hindú que recién nacido fue abandonado directamente en la basura; una misionera gallega cuya carrera como nadadora quedó truncada por un incendio que le deformó el rostro y todo su cuerpo (espeluznante cuando narra el amor que sentían por ella los leprosos indios admirados y convencidos que había superado su misma enfermedad), la enfermera que trabaja en una clínica abortista que no soporta contemplar un pequeño pie aspirado del vientre de la madre, el sacerdote católico de un país budista como Bután o la esposa de un piloto de avión que sufre un gravísimo carcinoma.
Sin contar otros testimonio colocados al final a modo de "tomas falsas".
Cinematográficamente se trata de un documental.
De un documental religioso centrado en la Madre Teresa. Ella que tanto detestaba las fotos, los reportajes y la fama.
De un documental bien hecho, donde los testimonios se combinan acertadamente con imágenes. Amables unas, mordientes otras, como ese poblado donde las casas son tubos de conducción de agua (un tubo, una casa).
Aunque como fondo está siempre la Madre Teresa, no estamos ante una biografía. Tampoco ante una hagiografía.
Es un documental religioso con un objetivo claramente apostólico que busca remover las conciencias ante lo que pasa en el mundo. Y ahí no se inventa nada porque todo lo que se muestra es la vida misma. Nos guste o no.
Pero también ofrece alternativas: el amor a los pobres, la búsqueda de la santidad. No se limita a denunciar situaciones.
Por cierto, la obra de Teresa recuerda bastante a la de un desconocido escolapio, el P. José Alfaro (Logroño, 1937), que con su esfuerzo individual y pequeñas ayudas ha levantado ya 40 escuelas en Nepal y la India. Bien cerca de la Madre.
¿Recomendable el documental? Imprescindible para quienes se encuentren en momentos críticos, tengan inquietudes espirituales o no sepan por donde tirar ... Pero también para la gente normal y corriente que desee hacer un alto en el camino y preguntarse por el sentido de su vida. Incluso para quienes detestan el fenómeno religioso, aquí tienen la oportunidad de confirmarlo ... o no.

Escrito y dirigido por José María Zavala, el documental Amanece en Calcuta se propone reconstruir la figura de la Madre Teresa de Calcuta a través de los recuerdos de gente que pudo conocerla y hablar con ella. Para ello, entrevista a ocho personas alrededor del mundo con historias muy distintas: un sacerdote misionero, un doctor en filosofía, una misionera voluntaria, una ex enfermera abortista, un sacerdote jesuita y una periodista, entre otros.

La pieza, que ha sido encomendada por instituciones religiosas y parcialmente financiada por donaciones personales, muestra de una forma muy personal el impacto positivo que la religiosa causó en los entrevistados. Llama la atención la interesante selección de las intervenciones ya que, a pesar de compartir poco más aparte de su fe (y, por parte de algunos, una férrea animadversión contra el aborto) sus historias quedan bien cohesionadas en el producto final.

A nivel de realización, sin embargo, no ofrece nada que lo haga destacar por su buena praxis. Algunos cortes mejorables, tanto a nivel de imagen como de audio, hacen que el público salga de la experiencia fílmica sin poder evitar prestar atención a este tipo de detalles. Por otra parte, las transiciones utilizadas y la estructura que se aplica a todos los interrogados, combinando el diálogo con imágenes de Calcuta y de la Madre Teresa, hacen que resulte visualmente repetitivo.

Las valiosas y admirables lecciones de lucha, perseverancia y amor de algunos testimonios quedan eclipsadas por la demonización, hasta cierto punto angustiosa, de temas sensibles por parte de otros.

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