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La mirada de Orson Welles (2018)

La mirada de Orson Welles
110 min.
6,8
331
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Sinopsis
Documental que indaga en la vida artística y personal de Orson Welles a través de los centenares de dibujos y cuadros realizados por el cineasta. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Documental sobre cine Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
The Eyes of Orson Welles
Duración
110 min.
Guion
Fotografía
9
Si Orson levantara la cabeza
¿Es el mundo ahora más “wellesiano” que antes?

Mark Cousins se plantea esto y mucho más, desde una mirada muy personal, a través de los dibujos de Welles, conformando una suerte de monólogo dirigido al ídolo, con la esperanza de que se convierta en diálogo y, en un momento dado, Welles aparezca y le conteste. Le hace mil preguntas repasando su trayectoria vital, su filmografía, y su obra pictórica, durante los 60 años que estuvo jugando con pinceles, carboncillos, plumillas y lapiceros. Se calcula esta en unas 1.000 obras. Muchas de ellas a buen recaudo en el Archivo de la Universidad de Michigan, junto a otras reliquias del genio: cartas, ropa, utensilios personales, recortes de prensa…

Welles estudió Dibujo en el Instituto de Arte de Chicago. Su Sala de las Miniaturas es reconocible en “El Cuarto Mandamiento, 1942”, por ejemplo; y sus techos translúcidos, iluminados desde arriba, están en “Ciudadano Kane, 1941”, o en “El Proceso, 1962”. ¿Cuántos de los planos de sus películas se corresponden con los ensayos de las perspectivas de un delineante a través de un objetivo de 18,5mm?

Se entrevista con Beatrice, la tercera hija de Welles, que guarda con celo y cariño otras muchas reliquias de su genial padre: esbozos en cartas, cuadros, diseños de vestuario, y hasta sobres misteriosos…

¿El Welles extraordinario era también ordinario? - le llega a preguntar.

La gran mujer activista que fue su madre, pero a la que perdió con apenas nueve años. Su viaje a Irlanda a los dieciséis, al mismo tiempo que Flaherty comenzaba a rodar “Hombres de Aran”. Su incursión en The Gate Theatre en Dublín. Sus primeros éxitos teatrales. Su viaje a Marruecos con apenas veinte años, donde realiza ya bocetos brillantes que parecen resucitar en “Mr. Arkadin, 1955”. Su primer viaje a España, el 1933, mientras el fascismo ya bullía en Italia y Alemania.

Solo un año después, Welles ya dominaba el micrófono y las ondas de radio en la CBS de New York, con su poderosa voz. Su activismo teatral en el Harlem, con su primer “Macbeth”. ¡Cien mil personas vieron su Macbeth - Budú! Después, su dirección de “The Cradle Will Rock”, y la clausura del teatro, por orden del Gobierno Federal. Triste episodio que narra Tim Robbins con justicia poética en su “Abajo el Telón, 1999”.

De ahí, a atreverse con “Julio César” a los veintidós años, a revolucionar el cine con Kane, y la radio con “La Guerra de los Mundos”, sólo hay un par de pasos… pasos de Welles, naturalmente: Dolores del Río, Margarita “Rita” Cansino, Paola Mori, Oja Kodar…

Interesantísimo repaso a lo conocido e interesantísimo repaso a sus pasos más oscurecidos por el paso del tiempo, como su búsqueda del Agente X, el soldado ciego, y su probable reflejo en “El Proceso, 1962”.

Todo es, una vez más, como averiguar qué y quién era Rosebud, y cómo, y por qué. Y como con el trineo del pequeño Kane, aquí también hay sorpresa final. Solo diré que Welles, sintiéndose tan interpelado por Mark, ¿puede ser que le conteste con un monólogo final, como en el final de “La Dama de Shanghái, 1947”?

Sobresaliente.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La mirada del genio
Mark Cousins es un afamado documentalista irlandés, que hace años nos propuso la tarea (imposible) de revisitar la historia del Cine en su monumental serie The Story of Film: An Odyssey, quince episodios que te paseaban por el pasado y el devenir de ese arte que nos tiene fascinados a unos cuantos (millones) de soñadores. Su aproximación a Orson Welles es tan sorprendente como adictiva. Cousins bucea en los aspectos menos célebres de la obra de Welles, hombre del Renacimiento al fin y al cabo, acude a su hija Beatrice y, al tiempo que entabla un diálogo de tú a tú con el fallecido cineasta, un diálogo que salva el tiempo y el espacio de manera admirable, investiga en cajas y cajones largo tiempo olvidados para seleccionar unas muestras de su talento para el dibujo y la escenografía. De paso, recupera fragmentos de viejas entrevistas, una de ellas concedida pocas horas antes de morir, disecciona sus obras cinematográficas, sus piezas teatrales, su amor por las mujeres, sus amantes, sus recuerdos, y del puzzle emerge triunfal una nueva visión del gigante de Wisconsin, como nunca le habíamos visto pese a los incotables documentales que ha generado su figura. Es una pieza casi magistral, que te mantiene pegado a la butaca todo el rato, sin ganas de que finalice. Welles era muy grande, y hay que ensanchar los límites del arte para poder acercarse mínimamente a él.Cómo ha cambiado la técnica del documental, he comentado ya en varias ocasiones, y esta pequeña joya es un ejemplo primoroso. Una delicia.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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