Oeste sin fronteras (1968)

Es verdad que la fiebre del oro que se desata en América a mediados del s. XIX llevó a muchos a dejar buenos empleos para marchar a California en busca de ese metal. Uno de ellos es Paul Martin (Lulli), al parecer un biólogo de la Universidad de Nueva Orleans, que allí marcha con su atractiva esposa Lisa (Petit).
Atacados por los mexicanos de El Chato (Dardanelli), Lisa debe marchar a buscar ayuda con la recomendación de "No vayas donde no haya mujeres". Buen consejo. En Nido de Águila, un poblachón junto a las ruinas de un monasterio, encuentra a Collins (Hunter) y a Gomes (Pallavicino), pero "Dos bastardos no son suficientes. -Por bastardos no te preocupes, tenemos donde elegir".
¡Vaya si los había!
Inspirada en "El jardín del diablo", un buen western de Hathaway, la cinta italiana es mala. Un guion que no se sostiene mezclando minas de oro con tráfico de armas y, efectivamente, bastardos en abundancia. Tiene razón Collins cuando dice que los único que los une es la presencia de Lisa y el oro de la mina.
La realización es igual de mala. Muchos tiroteos, sí, pero con poco sentido. Los pistoleros tan pronto están en un bando como en el otro. Pésimo tratamiento de actores y desarrollo de personajes.
Algunos juegos técnicos inclinando la cámara y poco más.
No la recomendamos. Oeste directamente a la papelera.