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Doctor Who: The Leisure Hive (TV) (1980)

Sinopsis
El Doctor y Romana deciden visitar la Colmena del Placer en el planeta Argolis, la superficie del cual quedó hace años completamente inhabitable debido a la guerra nuclear de veinte minutos de duración que tuvo lugar entre los argolianos y sus enemigos ancestrales, los foamasi. Como resultado, los argolianos son ahora una raza estéril y moribunda, y Mena, la gobernadora de la Colmena, planea vender esta a los mismísimos foamasi como un último acto de buena voluntad y reconciliación entre especies. Sin embargo, hay quienes ven esto como una suprema traición: el propio hijo de Mena, Pangol, maquina en contra suya, y, si sus planes llegan a buen puerto, una amenaza de proporciones cósmicas puede desencadenarse sobre la galaxia...
Género
Ciencia ficción Aventuras Aventura espacial Viajes en el tiempo Extraterrestres Doctor Who Telefilm
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Doctor Who: The Leisure Hive
Duración
87 min.
Guion
Grupos
Doctor Who
4
Un ciclo menor
Un ciclo menor del mejor Doctor Who de la historia. "La colmena del ocio", ni es colmena ni tiene ocio. Se supone que El Doctor y Romana se van a un Marina D'Or del espacio a pasárselo bien, pero es que no tiene de nada, solo una atmósfera letal por una guerra y un montón de pasillos estrechos de chapa ondulada. Obviamente, cuando llegan descubrirán una trama con diversos alienígenas, una trama bastante mediocre apoyada en efectos de video de la época, que hoy en día se ven tremendamente obsoletos. Maquillajes curiosos, unos alienígenas con aspecto de sapo bastante imaginativos en su construcción con muy pocos medios. Y el realizador que en su primer episodio trata de hacer planos imaginativos y de paso ahorrarse unos eurillos al mostrarnos como atraca la nave desde el punto de vista de la conexión en sí, ahorrándose el efecto de la consabida maqueta de turno de una nave random.

Ciclo poco interesante, con tramas innecesarias, con mucho bla-bla-bla superfluo, tecnicismos de esos tan surrealistas y la sensación de chicle estirado. Al menos estaban el genial Tom Baker, cuya caracterización de anciano parece la de un rabino octogenario y Lalla Ward, de belleza singular y que sería pareja de Baker.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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