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The Black Report (1963)

Trailer (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
El presidente de la compañía alimenticia Fujiyama Foods ha sido asesinado en su domicilio pero el motivo no es nada esclarecedor. El investigador Akira Kido deberá desentrañar la verdad, sin embargo se cruzará cada vez con más sospechosos que se acusan entre ellos y una complicada conspiración.
Género
Drama Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Kuro no hôkokusho
Duración
94 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
8
El caso Kakimoto
La noche del 10 de Noviembre de 1.963 un hombre fue asesinado en su domicilio, un crimen brutal que parece no tener culpable, un crimen que habrá de resolverse antes de que turbias maniobras burlen las garras de la justicia...

Los créditos iniciales no han hecho más que aparecer y ya empezamos a sumergirnos en el suspense, respirando el aire viciado de un escenario donde se agolpan forenses, detectives e investigadores; el cadáver yace sin vida, hay un jarrón como arma asesina, hay pistas muy sencillas que aparecen con la velocidad del rayo, pero el clima de duda y sospecha está ahí, absorbiendo nuestras fuerzas...ya estamos sumergidos en el suspense. El responsable de tensar nuestra presión arterial es Yasuzo Masumura, una vez más, requerido por Daiei para seguir lo iniciado el año anterior con "Kuro no Shisosha".
Esta película, adaptación de la novela de mismo nombre de un autor sorprendente como Toshiyuki Kajiyama, seguía muy al pie de la letra lo descrito en el texto, aquella guerra cruenta entre dos empresas de automóviles que desvelaba algunos de los procedimientos más rastreros del mundo industrial; el gran avance de la economía de la sociedad nipona de los '60 quedaba reducida a las reyertas de un puñado de desalmados y codiciosos. Pero "Kuro no Hokokusho", si bien sigue el estilo y espíritu de su predecesora, no es una adaptación, sino una continuación independiente pensada por Daiei; el director regresa con el mismo guionista (Yoshihiro Ishimatsu) y casi todo el equipo y reparto de "Shisosha".

Sin embargo ahora el centro de las intrigas, los dramas y la sospecha será una oficina fiscal cuyo joven empleado, Akira Kido, es encargado del asesinato del magnate Kakimoto. El argumento queda dividido en dos partes bien distintas; durante la primera mitad Masumura despliega las claves de un "thriller" criminal, en esencia "whodunit", desde el punto de vista de los investigadores, tan riguroso que nada escapa al detalle, y pese a que el asesinato tiene la aventura amorosa como uno de sus incentivos, ni cineasta ni guionista pierden el tiempo en enfatizar el lado melodramático o la fatalidad romántica de la historia (como haría erróneamente un director americano).
Se recuerda en la distancia "La Calle del Misterio" de Sturges en lo que a monotonía detectivesca se refiere, pues seguiremos todo el tiempo al fiscal y colegas pateando aceras, en su dura tarea de recolectar pistas, confesiones, testigos, pruebas y evidencias, cualquier cosa para destapar al/a los culpable/s. Lo malo es que mientras pasan los minutos más nombres, más caras aparecen, más sospechosos que se señalan a sí mismos como traidores; así se respetan las bases del policíaco y el "noir" desde un enfoque tal vez británico, nunca abocado al exceso estadounidense (pese a sus diálogos literarios llenos de extranjerismos).

Hay citas a medianoche, humo de cigarrillos en bares y pubs, fulanas pagadas, grandes sumas de dinero robado y una colección de mujeres fatales que asusta, pero todo ello narrado pacientemente, optando por la tensión, el nervio implícito y jamás entrando en la intimidad de aquellos que investigan. Y esta atmósfera ahogada por el blanco y negro de Yoshihisa Nakagawa y los encuadres firmes de Masumura se espesa aún más cuando aparece el repulsivo abogado Yamamuro; el rostro de Eitaro Ozawa, con ese mentón tan hinchado y sus expresiones deleznables, asegura un viraje en los acontecimientos donde nada será como se había mostrado y quedará claro la ambición farragosa de los seres humanos.
Como esa Ayako primero despechada y vengativa y luego comprada por el mejor postor; el idealista Kido poco entiende a qué limites tan indigestos son capaces de llegar algunos cuando hay dinero de por medio. La segunda parte deja los escenarios sugerentes y los espacios abiertos para concentrar su suspense en los juzgados; sin embargo el nativo de Kofu no se presta a las artimañas de su anterior "A Wife Confesses". Porque no caerá en el error de servirse de "flashbacks" para sostener la trama; en su lugar carga todo su (enorme) peso sobre los hombros de un magistral Ken Utsui como Kido decidido a llevar a cabo la condena para hacer justicia.

Aunque la promesa de un ascenso si logra ganar no le aleja mucho de los tipejos a quienes combate, movido, como ellos, por la ambición; pero al competir con la astuta corrupción de Yamamuro sí se presta a luchar por desenmascarar la verdad; es una lucha sin cuartel entre buenos y malos, casi sin ambigüedades, con los primeros bien definidos, pero la pasta hace que los que están en medio se pasen a su bando. Es el poder de la negociación, mucho más fuerte que el de la ley, aquí débil a ojos de un Masumura nihilista y clarividente ante el avance de la corrupción del alma humana.
El regusto que nos queda es de pura amargura, y el rato que hemos pasado con los intestinos retorciéndosenos no ha servido para nada porque parece que no habrá resolución satisfactoria. Aquél puede permitirse apostar por el fracaso de esa débil ley; un americano habría dejado que la justicia se interpusiera, pero lo cierto es que no hay justicia en ninguna parte si un lobo asoma con un fajo de billetes en las garras. Sin embargo, no condena al protagonista por su espíritu inocente, simplemente se dedica a observarle en ese proceso de evolución donde debe abrir los ojos y entender mejor a quienes combate.

Utsui representa a la perfección las convicciones del personaje, mientras Taiji Tonoyama logra en su secundario Tsuda una actuación magistral gracias al poder de la sutileza interpretativa, que le hace destacar sin querer hacerlo.
La película es por supuesto otro éxito para la productora y una nueva muestra de la habilidad de Masumura para el suspense contenido, intenso y asfixiante, sin subterfugios narrativos ni excesivos sobresaltos. Es además la responsable de asegurar a Daiei su llamada "serie negra", en la que el anterior no volverá a implicarse hasta un año y nueve entregas después.
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