Senderos de violencia (1955)

Western de caravanas y de mestizaje. Kirby Randolph (Payne) y Sam Beekman (Pickens) son dos conductores de caravanas que hacen la ruta hacia Santa Fe que tienen un mal lance con el jefe kiowa Santank (Keymas). Como su propio nombre parece indicar, el indio hace una escabechina en una de las que conducían nuestros personajes. Con ese currículum nadie quiere contratarlos de nuevo. ¿Nadie? Si, al final lo hace Jess Griswold (Cameron), en el doblaje hispano D. Pedro Armijo, un español que va acompañado de su socia y amiga Aurelie St. Clair (Domergue) y de una extraña india algo malencarada pero que tiene las ideas claras (Tedrow). Transportan rifles con un destinatario que no queda muy claro.
Ya tenemos el planteamiento con el triángulo amoroso clásico y es fácil hacerse una idea del desenlace, porque el guion es de lo más plano y falto de imaginación. Lo mismo que la realización, con escenas nocturnas casi fundidas en negro, el color, la música o las interpretaciones. Todo muy flojo. Como de costumbre Payne inexpresivo y tieso como un palo, gracias al siempre efectivo secundario Pickens que mantiene el tipo.
Tampoco nos ha gustado el desarrollo de las personalidades, cambiantes y volubles sobre la marcha. Extrañamente el protagonista principal Kirby se muestra desde el principio como un consumado racista contrario a los indios y, todavía más, a los mestizos. Cuando se entera que Aurelie lo es le cuesta un poco dar su brazo a torcer, pero lo da. Sin duda el personaje más interesante es el de la extraña india que los acompaña, sus buenos conocimientos médicos le permitirán curar y extraer la punta de una flecha a base de whisky por fuera como antiséptico y por dentro como anestésico. El cuchillo pasado por el fuego y las buenas manos hacen el resto con un pequeño vendaje.
El hecho de estar rodada íntegramente en exteriores nos permite apreciar buenos paisajes, las típicas escenas caravaneras, una estampida de caballos y, sobre todo, excelentes especialistas. Al menos por todo esto se puede echar un rato viendo esta modesta cinta de los 50.

Considerada como un western menor, convencional y sin nada de particular, a mi me pareció francamente entretenida. De acuerdo en que su realización es convencional, pero no rutinaria y posee en las escenas de acción brío y tensión dramática.

Los momentos en los que el protagonista debe zafarse de dos indios que le custodian teniéndole sobre un caballo con las manos atadas, está muy filmada y posee fuerza dramática.

La tensión, posiblemente no demasiada, está bien precisada en un simple guión que no obstante saca partido del trillado guión.

Lo peor es la falta de rigor en el trazado psicológico de algún personaje importante, como el encarnado por Rod Cameron, esta vez en un plano importante pero secundario.

Pero, repito, cuando la acción, las luchas entre indios y blancos son lo importante, la película sube enteros y se hace bastante amena.

En otro orden de cosas da gusto ver al gran Slim Pickens trotar a caballo. Se crió en un rancho y se nota que posee innatas habilidades siendo la elegancia personificada a lomos de un jamelgo.

Bonitos paisajes de Saint George, Utah (USA) y buena interpretación de Faith Domergue en un papel de cierta consideración dramática.

Lo dicho, no es un gran western, pero cumple sobradamente con su cometido de hacer pasar un buen rato.

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