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Tormento (1974)

Tormento
89 min.
6,5
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Escena (ESPAÑOL)
Sinopsis
Madrid, finales del siglo XIX. Tras hacer fortuna en América, Agustín (Paco Rabal) vuelve a España y se instala en casa de unos codiciosos parientes: Francisco y Rosalía de Bringas (Rafael Alonso y Concha Velasco). Allí empieza a cortejar a Amparo (Ana Belén), una atractiva joven que trabaja de criada y que oculta un secreto inconfesable: su relación amorosa con el padre Pedro (Javier Escrivá). (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XIX
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Tormento
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Benito Pérez Galdós
Premios
1974: Festival de San Sebastián: Mejor film de habla hispana
9
TORMENTO
Pedro Olea adapta con perfección una de las mejores novelas de Galdós. Se adentra en ese clima helado de su Madrid deshumanizado por los prejuicios, los amores tristes y la mala suerte, como mosca fatídica que se cierne sobre cada uno de los protagonistas, realzando el peso dramático (la bondad, la soberbia, la envidia) que define a cada uno de ellos. La escenografía galdosiana se halla casi siempre ilustrada por una especie de codificado martirio social que es el que mantiene cierta cohesión entre sus personajes. Olea mueve bien los hilos. La ambientación es magnífica. El reparto más que adecuado. Hay una espléndida galería de secundarios. Francisco Rabal y Javier Escrivá viven a la perfección sus peligrosos encuentros entre el amor desesperado y el envenenamiento con que los azota ese ridículo hilo conductor del honor. Ana Belén preludia su maravillosa Fortunata televisiva. Y aunque más recatada, también acabará escandalizando a ese pacato mundo madrileño del diecinueve, tan beato, puritano y nauseabundo. Pero el mayor peso específico del film recae sobre Concha Velasco. Olea cambia el signo de su carrera por el riquísimo, sobrecargado y odioso papel de Doña Rosalía de Bringas, felicísima en su egocentrismo y maledicencia. Y como hada madrina perversa reparte premios y castigos a tono con esa bajeza ignominiosa de un corazón ruín. Compone la Velasco, con una excelencia apabullante, ese personaje atormentado por la envidia y la alevosía y (caracterizada) nos deleita con esa hermosura perdida, de otro tiempo, ya irrecuperable. Se convierte así en una clara convicta de esa tragedia que conlleva la codicia. Y nuestra Concha, como si Galdós hubiera previsto su existencia futura, nos pone a todos en el disparadero de reconocer que es la auténtica Rosalía Pipaón soñada por el gran escritor. Su inteligencia interpretativa hizo historia en nuestro cine. Fue tan auténtico, tan maravilloso y emocionante su prototípico retrato de cautelosa perversidad, que hasta Marco Bellochio se la llevó a Italia para que lo repitiera en una extraña película suya, hoy olvidada. Concha Velasco nos lega en "Tormento" el más morrocotudo túmulo con que pudo contar la envidia en este mundo. Su interpretación es tan genial que se convierte en majestuosa. ¡Lástima que Olea no se hubiera decidido a rodar con ella esa segunda parte galdosiana, magna e inolvidable, que fue "La de Bringas" Habría sido como para relamerse de gusto. Pablo García del Pino
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44 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Impecable plasmación del triunfo del amor sincero.
Basada en la novela homónima del gran Galdós, la película es la historia de una incauta y noble muchacha (Ana Belén) dividida entre el amor a un rico indiano (Rabal), primo de la familia para la que éste trabaja de sirvienta, y un sacerdote (Escrivá) con el que mantuvo un apasionado romance quebrado solo por las circunstancias.
Excelente película tanto en el qué se cuenta como en el cómo se cuenta. Olea aplica su virtuoso detallismo a la puesta en escena, la ambientación y la recreación de época, dónde brilla con luz propia la labor de fotografía de Fernando Arribas. El guión, elaborado, riguroso y francamente bien construido, permite una narración ágil. La elección/adecuación de los actores resulta impecable, con una memorable interpretación de Conchita Velasco de mala malísima, trabajo magnificado en una secuencia final antológica dónde la mirada de la actriz, una mirada de puro fuego, rencor y envidia, atrapa al espectador de manera inapelable.
"Tormento" es el triunfo del amor sincero (para el indiano o el sacerdote son amores distintos pero sinceros ambos), como elemento mitigador de la infelicidad, sobre una sociedad vallada, reprimida, hipócrita y precisamente infeliz que se impone sus propias estrecheces, ahogándose en sí misma.
"Tormento" es un triple tormento: para el sacerdote por no poder consumar su amor; para ella, por lo mismo y por ser vejada como persona rastrera cuando es todo lo contrario; para la sociedad simbolizada en estos personajes reprimidos, falsos y eternamente atormentados en su detestable estrechez. Una gran película.
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23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
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