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El precio de la ley (TV) (1999)

El precio de la ley (TV)
94 min.
5,0
30
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Sinopsis
En 1924, Bill Tilghman regresa al servicio activo tras años de retiro para encargarse de la seguridad de la ciudad de Cromwell, Oklahoma. La hasta entonces tranquila comunidad granjera ha doblado en poco tiempo su tamaño debido a la explosión petrolera, lo que provoca un preocupante auge de la criminalidad en la zona a manos de bandas organizadas. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Western Telefilm Años 20
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
You Know My Name
Duración
94 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
3
Caramelo lacrimógeno sobre los "viejos tiempos".
Lo mismo que sucede con las demás cintas realizadas para la televisión, en esta encontramos una espléndida ambientación en la América profunda de los años 20, del charlestón y de la ley seca. Las pequeñas poblaciones van cambiando su fisionomía con automóviles, camiones, pozos petrolíferos, lavadoras y luz eléctrica en algunas casas y asfalto en ciertas calles. Las de Cromwell sin embargo están completamente embarradas y tampoco vemos por ningún sitio la luz eléctrica. "Ya no es como antes" pues "Esto ya no son los viejos tiempos".
El que si es de otra época es Bill Tilghman (Elliot), antiguo sheriff que vuelve al oficio ahora para tratar de poner orden en la citada ciudad, la más violenta de todo Oklahoma, con las reticencias de su esposa y la admiración de sus dos hijos. Hasta una película muda cuenta sus aventuras, es decir cine en el cine. Claro, los malos son muy poderosos y los ciudadanos muy temerosos. Lo de siempre. Pero Bill conoce bien su oficio y logra imponer la ley a su manera como siempre ha hecho, aunque deberá pagar el precio correspondiente.
Bastantes referencias sanitarias, pues entre las novedades que trae el progreso encontramos el agua corriente en las casas adineradas, baños turcos con masajistas o el "papel limpiaculos". De todas formas Cromwell va con algo de retraso pues se sigue lanzando el contenido de los orinales desde las ventanas al grito de "¡Agua va!", o los sacamuelas hacen su oficio en plena calle. O sea, "Tiempos modernos" pero menos. Es más, además del licor que se fabrica y consume a escondidas, cierta droga conocida como "wiswork" y hecha con heroína y morfina, empieza a esnifarse por algunos. También aparece cierta receta de los indios seminolas aplicada como cataplasma para curar golpes y contusiones.
El argumento está basado en hechos reales pero la narración es lenta, lentísima, las frases se dicen con tanto sosiego que parece estar escuchándose quien las pronuncia. "La guerra mundial (la primera) ha cambiado a la gente", "Ya no hay héroes" y tal y tal. Y barro y más barro en las calles. Los buenos son buenísimos y los malos malísimos. Qué otra cosa han de ser. No hay matices. Para rematar la mermelada un final a lágrima viva, puro almíbar destilado gota a gota.
Lo sentimos, pero no nos gustan estas versiones televisivas del western. Cada uno tiene sus preferencias.
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