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Cielo sin estrellas (1955)

Cielo sin estrellas
108 min.
7,3
37
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Sinopsis
Anna (Eva Kotthaus) es una trabajadora de una fábrica en el Este de Alemania. Su hijo de cinco años de edad, Jochen, vive con sus abuelos en el Oeste y Anna quiere vivir con él, así que lo secuestra. Ella conoce a Carl (Erik Schumann), quien la ayuda con su hijo, y acaban enamorándose, haciendo peligrosas caminatas en ambos territorios y, finalmente, manteniendo citas en una peligrosa y boscosa zona prohibida patrullada por soldados alemanes de ambos lados. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania del Oeste (RFA) Alemania del Oeste (RFA)
Título original:
Himmel ohne Sterne
Duración
108 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1955: 2 Premios del cine Alemán: Mejor película y actor secundario (Ponto)
8
EL CINE DE HELMUT KAUTNER
Autor de al menos un decena de magníficos títulos en su filmografía (excluyendo su extensa contribución a la televisión alemana a partir de comienzos de los años 60), entre mis preferidos, cito sin orden de preferencia, Wir machen musik, Romanze in moll, La paloma, Bajo los puentes, El último puente, El general del diablo, El rey loco, La roja, el nombre de Kautner se añade a la lista de los ilustres creadores desconocidos del cine europeo. Cielo sin estrellas vino a realizarse en la etapa central de su carrera cinematográfica. A pesar de la innegable orientación política del film, no es la finalidad principal del film ésta, a no ser para servir de marco a un melodrama romántico en el mejor sentido del término. Un amor por encima de todas las posibles barreras que pervivirá sobre todo y pese a todos. Magnificamente narrado el film incide igualmente sobre la fuerza del destino y el azar de las emociones, tema tan querido a cineastas alemanes como Murnau o Fritz Lang. Una película notable y poco conocida de un cineasta igualmente notable y poco conocido
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
“Una frontera que separa a Alemania de Alemania”
La meta última y esencial de la humanidad es la Unicidad, y todo lo que el hombre haga para separarnos a unos de los otros, es un paso atrás en el logro de esta gran meta. Cada frontera divide, cada segregación nos disminuye, y cada crimen que se cometa en defensa de estas barreras, lesiona a la sociedad entera. El Universo nos da permanentes pruebas de que Todo ha sido dado para todos: el sol, la luna y las estrellas son luz y belleza para todos; el aire es el sostén de vida para todos; la tierra da frutos y flores para todos; el mar con sus riquezas está al alcance de todos… ¡El Todo está en todo: en la semilla está el fruto y en el fruto está la semilla. ¡Todo es para todos! Pero, así como entre los recursos positivos de que nos dotó la vida están: el amor, la generosidad y el compartir; entre los recursos negativos están el egoísmo, la ambición y el acaparamiento. Así se juega, El Juego de la Vida: Cada uno elige. Cada uno asume las consecuencias.

Si entendiéramos como se debe jugar, el mundo sería de puertas abiertas. Cada persona debería poder ir a donde quiera ir, sin visas y sin discriminaciones de ningún tipo; y si viniste a hacer lo correcto; a respetar la cultura, las leyes y las personas; y si tu propósito es estudiar o trabajar dignamente, ¡Bienvenido! Pero si viniste a comportarte como un desadaptado, o peor aún, a hacer daño: ¡Te largas y las puertas de la nación para ti quedan cerradas para siempre… o se te cierran las puertas, pero quedando tú dentro de una celda!

Tras la II Guerra Mundial, las potencias aliadas se repartieron la torta de Alemania, y al dividirla, Berlín, como el resto del país, quedó partido en dos. El bloque oeste se llamó, República Federal de Alemania (RFA ), y el bloque oriental, República Democrática Alemana (RDA). Cuando se originó la llamada Guerra Fría –con el embargo de la RFA a los productos de alta tecnología, impidiendo que llegaran a la RDA-, tuvo lugar una fuerte crisis diplomática y una amenaza militar permanente de lado y lado, que llevó a que se pusieran alambradas a lo largo de la frontera y se militarizara el territorio desde ambos lados. Los estadounidenses apoyaban al ejército de la RFA, y los rusos protegían a la RDA.

Es en este momento histórico –después se construiría el famoso y vergonzoso, Muro de Berlín, que permanecería entre 1961 y 1989-, cuando veremos la suerte de penosas vicisitudes por las que pasaban los alemanes para poder comerciar o visitar a alguien al otro lado de la abominable frontera. Entre estos hechos, tendrá lugar una imaginaria, pero muy posible historia de amor, que tiene como protagonistas a una obrera de Broditz (RDA), llamada, Anna Kaminski, y a un policía de Oberfeldkirch (RFA), de nombre, Carl Altmann, quien, atraído por ella, decide ayudarla cuando cruza ilegalmente la frontera para reunirse con su hijo… y ese cielo que también es para todos, habrá de presenciar su apasionada historia de amor, la cual habrá de definirse según las decisiones que ambos finalmente tomen.

El director y guionista, Helmut Käutner, tiene aquí una difícil historia que tendrá que dirimir con la mayor sabiduría para no dejar mal parada a una nación u otra, pero, también con sutileza, irá dando puntadas que van ilustrando claras diferencias entre la gente de un lado y otro.

<<CIELO SIN ESTRELLAS>>, consigue una historia muy crítica con las fronteras y es muy emotiva ante las aspiraciones de sus personajes, dejando demostrado a plenitud, que nada podrá frenar, definitivamente, el ímpetu de libertad de las personas cuando las mueven intereses indeclinables.

Acertada interpretación de, Eva Kotthaus /Anna); Erik Schumann (Carl); Georg Thomalla (Willi); Eric Ponto (Sr. Kamisnki); y Horst Buccholz como Mischa, el soldado ruso.
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