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Sangre y rosas (1960)

Sangre y rosas
88 min.
5,9
70
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
En la Italia actual, en un palacio cerca de Roma, vive el conde Leopoldo Karnstein con su prima Carmilla. Sobre la familia pesa una oscura leyenda referida a una antepasada, Mircalla, quien, según se dice, fue una vampira. Después de una fiesta, Carmilla se acerca a la tumba de Mircalla y es poseída por el espíritu maligno de ésta, comenzando a ejercer el vampirismo sobre su primo y, en particular, sobre una campesina y la prometida del conde, Georgia. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Vampiros
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Et mourir de plaisir (Blood and Roses)
Duración
88 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
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8
Estética y belleza vampírica a la francesa
Adaptación libre de la genial obra Carmilla de Sheridan Le Fanu. Ambientación actual pero desarrollada entre lujosas mansiones en el campo, lo que le añade una atmósfera atemporal y de misterio.
El guión no es muy sólido, llegando quizá a ser lo menos positivo de un film que, sin embargo, se alza como una obra a tener en cuenta por su belleza visual, y su misteriosa atmósfera.
Roger Vadim apuesta por un vampirismo elegante, sutil, casi psicológico podríamos decir. Con algunas escenas absolutamente surrealistas, de suerte variada, pero sin perder nunca esa extraña atmósfera que hace necesario intuir, adivinar, lo que va pasando. El poco común comportamiento de los personajes, a veces parece que vagan por un sueño, colabora con ese extraño clima. En ningún momento se va al susto fácil, lo que me resulta muy meritorio, en ningún momento se apuesta por la sangre, e incluso la que es mostrada, posee un toque artístico y simbólico. Annette Vadim, que fuera esposa del director, bellísima y enigmática, es una muy buena Carmilla/Mircalla, pese a que no tenga unas dotes interpretativas extraordinarias, está muy contenida, sobria, y físicamente logra una elegancia y ambigüedad perfectas para su papel.
Destacamos la fotografía, muy cuidada, bajo unos colores muy de la Hammer, pero distanciándose de la productora inglesa en un trato más pausado, sutil y casi onírico. No pocas veces parece que vemos cuadros románticos, con tranquilidad pero sin perder ritmo, difícil de encontrar en el género de terror.
Otro apunte de mención es la extraordinaria música, que acompaña a la extraña languidez de una película que sin artificio consigue un resultado de enorme belleza, de misterio y de intriga muy particular y original,a veces podría recordar incluso a las primeras de Dario Argento. Mel Ferrer realiza un gran papel, quizá algo desaprovechado, pues el desarrollo de los personajes no es lo más acertado, pero la fuerza evocadora y la indiscutible belleza logra poner cierto remedio a esta carencia. Muy sutil en la sensualidad, sin rechazarla, pero bajo un cierto erotismo elegante, no cae tampoco en los desnudos fáciles ni groseros.
La acción, el tempo, no es veloz, es casi tranquilo y sosegado, pero nunca se hace tediosa, pues en cada escena parece palpitar un misterio que lucha por salir, que nunca está claro.
Cautivadora obra, la mejor del director, atípica pero de enorme belleza y elegancia, que trata el tema de los vampiros de una forma romántica, sutil y casi onírica. Grata sorpresa.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Preciosa y melodramática
Su guión no me termina de convencer del todo, aunque comparte muchas características con cintas coetáneas, especialmente del cine italiano.

Pero por otro lado su realización es muy destacable, especialmente en lo preciosista que es la imagen gracias a esos vibrantes colores. Las actuaciones, melodramáticas sí, pero muy sentidas e inspiradas, son otro gran plus de la cinta.

Y por supuesto la música de Jean Prodromidès es el acompañamiento perfecto al melodrama de la película,

Muy disfrutable.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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