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Los árboles no dejan ver el bosque (2003)

Los árboles no dejan ver el bosque
81 min.
6,5
207
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Sinopsis
Llena de idealismo, Melanie Pröschle, joven profesora procedente del mundo rural, estrena su primer puesto de trabajo en un instituto de la ciudad. Pronto descubre que las cosas no son como había imaginado. Quitando a uno de sus colegas, Thorsten, que se esfuerza en acogerla, tiene poco contacto con el resto del claustro, compuesto por profesores mucho mayores que ella. Al conocer a su vecina Tina, Melanie parece empezar a relacionarse con su nuevo entorno. Pero sus expectativas no se cumplirán tan fácilmente. El bosque que rodea a Melanie se va haciendo más denso, y ella, en su desesperación, empieza a correr en la dirección equivocada. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Enseñanza Colegios & Universidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Der wald vor lauter bäumen (The Forest for the Trees)
Duración
81 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2005: Sundance: Premio Especial del Jurado (Internacional)
2005: Cinema Jove: Luna de Valencia Mejor Largometraje
2005: Festival de cine independiente de Buenos Aires: Mejor actriz (Löbau)
8
Con los ojos cerrados
Cuando frente a ti se presenta lo que duele y te invita en cierto modo a apartar en ocasiones la mirada se llama realidad. Si una película traspasa las barreras de la artificiosidad y te lleva lentamente al lugar donde el impacto se transforma en algo cercano, comienzas a dudas sobre la ficción de lo expuesto.

Inmundicia cabal de los inadaptados, no existe modo de encontrar la conducta adecuada. La solución encubierta es el estimable fin que demuestra que cuando morimos encajamos a la perfección en la tumba hecha a medida o como polvo en la tierra. Pero vivos nadie encuentra su perfecto lugar.

Mira hacia arriba y ve la ventana que conforma su nueva y humilde morada. Saca las llaves de su bolsillo y abre las puertas a su futuro. Observa por la ventana tras cerrar la puerta y se decide a enfrentar el presente con sus idealistas puntos de vista aprendidos en el pasado.

Construye un castillo de arena y cuenta los segundos que tardará alguien más grande, con el tono de voz más elevado, con ínfulas de superioridad y tan inepto como tú en destrozarlo a patadas. Luego di que no tiene importancia, incluso que es tu culpa y descubrirás que aunque resulte insólito, hay peces que se ahogan en el mar por un exceso de agua.

Ahora aparece la necesidad de restarle importancia a la sorpresa de encontrar una fusión entre la pantalla y los recuerdos que todos ocultan en la intimidad, pues ella muestra con claridad, desmiga un alma perdida que se encontraba dentro de lo que le parecía un vestido nuevo y resultaron harapos recién rescatados de la basura y nosotros añadimos el sentido y el sentimiento, la explicación personal que nunca diremos en voz alta.

Muchos sentirán la necesidad de cogerla, zarandearla y explícale cómo es el mundo. ¿Realmente no lo sabe?

Otros querrán sentarse a su lada, darle una palmada en el hombro y hablarle de cosas comunes. ¿Es lo que se espera que hagamos?

Algunos azotarán la ironía de sentirse identificados y avergonzados y querrán cambiar de acera y mirar al suelo como si no supieran de existencia. ¿Sirve de alguna ayuda?

Todos pasaremos la vida ignorando la presencia de los árboles y el bosque, el tiempo corre y no damos para más.

Tan triste como veraz.

Tan película como estocada de florete.
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23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
So(u)ciedad
Creo firmemente en la bondad del ser humano, aunque todo ello resulte de una mera estrategia de supervivencia. Ser bueno aleja a los posibles agresores por pura consideración a la inferioridad y sumisión propia de la benignidad.
En este mundo, como supongo que en cualquier otro, ser secundario o intranscendente son cualidades fácilmente demonizadas, asociadas al fracaso, con justicia probablemente. Se nos exige destacar, entiéndase como figura retórica relacionada con el microcosmos en el que cada persona vive, de la misma forma que se azuza a los niños a tragar hasta la última lenteja sin rechistar.
Estar alejado de los patrones de la sociedad puede suponer una condena inasumible, cobrada con crueldad por el entorno, cual tortura china antiquísima y olvidada. La marginación (por favor, pido que no se confunda con la marginalidad) es el método más sofisticado de selección natural que el Espíritu Santo ha inventado. Los seres que no se adapten al sistema, serán repelidos por el mismo sin mirar atrás, con la mayor de las normalidades, asumiendo su deber, en pro de mantener el status quo.
En esta película podemos ver un caso extremo, cercano hasta mi perturbación, quizás no soy del todo justo, aunque como en el film, no debemos relacionar estos términos al film. Por muy atroz que pueda parecer, cada ser vivo representado en esta obra de Maren Ade mantiene la actitud necesaria para ser feliz. Eva Löbau, la profesora inadaptada, vive en el patetismo porque es su única forma de relacionarse con el mundo, es su papel. Ella es una colilla escupida por un pordiosero, que acaba en una cloaca, cagada y meada por una horda de ratas inmundas. Ella es bella, pero nadie parece notarlo.
El mundo, la sociedad en su conjunto, ignora a la colilla por ser minúscula, imperceptible, hacen lo que deben hacer, porque ella es el árbol que no deja ver el bosque, el bueno, el vuestro.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
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