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Un tipo serio (2009)

Un tipo serio
105 min.
6,1
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Sinopsis
Medio-oeste americano, 1967. Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) es un profesor de física que ve cómo de la noche a la mañana su vida se derrumba. Es un hombre bueno, un marido fiel y afectuoso, un buen padre y un profesor serio, pero, de repente, todo en su vida empieza a ir mal. Su mujer lo abandona sin explicaciones, y el amante de ella lo convence para que deje su casa y se mude a un motel por el bien de los niños. Además, su carrera profesional se ve amenazada cuando comienza a recibir una serie de anónimos con acusaciones contra su persona. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Religión Enseñanza Años 60 Comedia negra Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
A Serious Man
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2009: 2 nominaciones al Oscar: Película, Guión original
2009: Nominada al Globo de Oro: Actor en comedia (Michael Stuhlbarg)
2009: Nominada Premios BAFTA: Guión original
2009: National Board of Review: Mejor guión original
2009: Premios Independent Spirit: Fotografía, premio Robert Altman. 3 nominaciones
10
Los Coen, las bromas y la sobreinterpretación
La broma judía de los Coen tiene esa cualidad mágica que habita en la azotea del cine actual y rasca con los dedos estirados el concepto de maestría, provocando que les perdonemos al instante, como tantas otras veces, las tonterías que asiduamente vienen realizando desde los albores de su carrera. Este Serious Man es el anverso de la moneda que hace tiempo lanzaron al aire los hermanos, y que primero cayó del lado de Barton Fink. Si aquel era un judío altivo que escribía para confirmar su estátus de superhombre que miraba por encima del hombro al vulgo social, este que ahora nos ocupa es un judío reprimido que forma parte de ese vulgo y ni intenta ni desea estar por encima de nadie. Si al primero lo pisaban por querer asomar la cabeza y le dejaban claro que su lugar estaba entre la gente sin talento reconocido, a este le pisan (y retuercen el tacón sobre su cadáver) por ser un pusilánime amante del nonadismo, amparado en la Ley de un Dios judío que está demasiado ocupado no existiendo. En esta ocasión, la cinta, que comienza con un cortometraje que es una píldora del carácter lúdico, enigmático y absurdo de lo que vendrá a continuación, se fundamenta en el humor, la exasperación y la exageración de todos los elementos que la configuran (situaciones, caracteres y actuaciones). Todo esto, que no es más que la definición del cine de los Coen, sublima en el momento en que estos deciden ir un paso más allá y dejar claro que se trata de una obra mayor, una obra de calado. Y la fundamentan en la broma y en la sobreinterpretación, una perfecta simbiosis que puede hacer de nosotros, como espectadores, unos estúpidos pedantes que no sepamos encajar bromas, o unos cachondos sin cerebro que no sepamos leer entre líneas. No hay término medio. Pedes ver un mensaje oculto entre las filas engarzadas de números y letras que doblan el cuadernito del hermano patizambo, o en las muelas yiddish del gentil que acude a la consulta del dentista, así como un lema sagrado en la letra de la canción de los Airplane. Pero no hay nada. Es una broma. Como también parece una broma que los fieles se puedan creer esas palabras vacías de los rabinos sobre aparcamientos y perspectivas. En ellas no hay más encriptación divina de la que pudiera sugerirnos la desorientación de un burro en un garaje. Todos estamos perdidos, y si no hacemos nada más que aceptar las cosas como vienen y achacarlo indefectiblemente a la voluntad de Dios, acabaremos siendo recompensados con un montón de la misma mierda. Suprimir la propia voluntad es la mejor manera de afrontar las calamidades si uno vive en una parcela sin vallar. Por no hacer nada es por lo que se nos castiga, aunque no lo sepamos ni lo podamos entender. Son designios de la Voluntad de Dios y no hay nada que podamos hacer al respecto. ¿O quizá es que no hacer nada es lo más fácil?
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272 de 323 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
COSA MÁS RARA
Pero bueno. ¡Esto es el colmo! Ja, ja, ja. Qué cabrones. Sus padres han de estar orgullosos.

Alguno se queja indignado de que ésto es una magna tomadura de pelo. Sí, lo es.

AVISO IMPORTANTE: Posiblemente, esta sea la peli más rara de los Coen. “¿Más rara que el gran Lebowski?” Si.

O pillas la broma, o no la pillas. Incluso, es posible que la broma la entiendas, pero no sea de tu gusto. Si resulta que sí es de tu gusto… ya verás qué gusto.

El prólogo es… inquietante.
El desarrollo… fulminante.
El final…, …, …, ¿cómo es el final?..., …, diré, de nuevo, inquietante.

No voy a mencionar la trama, porque la verdad es que, ¿pa qué?. No importa.

Sí que quisiera mencionar lo maravilloso del casting, con ese señor a la cabeza, que parece el hermano de Harold Lloyd, y un montón de secundarios de perfecta integración en el relato. Me encanta, sobre todo, ese señor oficinista que siempre se asoma al despacho del prota, y la vecina de los ojos inquietantes y sensuales. Pero se podría destacar a cualquiera de los actores que por la película asoman, incluso a los que ni siquiera tienen texto (esa señora que entra en el despacho del jefe de estudios a traer un café… cualquier mujer que ejerciese tal función en 1967, debería de ser exactamente así)

También mencionaré la explosiva expresividad formal de la cámara. Aquí los sueños lo son antes de serlo, los fumaos van muy fumaos (los directores lo estaban, fijo), los feos son muy feos y los judíos muy judíos, los viejos muy viejos, las desgracias el colmo del humor negro… y nada de esto, en realidad, importa un carajo. No busques respuestas…

Perfecta y minuciosa ambientación, que va desde el atrezzo, a la peluquería, incluso al barrio de los protagonistas.

Y, como halago adicional, mencionaré la magnífica banda sonora. Un lujazo. A destacar la música que ameniza la historia del dentista.

Aquí no sale George Clooney, ni se han gastado un euro en promoción. Le han puesto un título soso y perfectamente olvidable. Es una peli de los Coen no apta para todos los públicos. Ellos no buscan a todos los públicos, y asumen que tanto la crítica como el público lo mismo la van a alabar que a poner a parir, y ambas cosas son justas y merecidas. Se lo han ganado a pulso.

No salgo de mi asombro. Hoy en día queda todavía gente capaz de hacer cosas completamente distintas a las existentes. ¡A tomar viento la estructura lógica en la escritura de un guión! ¡Viva la anarquía narrativa!
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167 de 207 usuarios han encontrado esta crítica útil
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