De pies a cabeza (Serie de TV) (1993)

Una de las megaobras de la televisión colombiana producida por la extinta programadora colombiana Cenpro televisión a mediados de los noventa es con de pies a cabeza que al principio gustaba verlo pero con el pasar del tiempo se amortiguó con algunos capítulos sosos y con rodeos que aburrían al televidente colombiano como tal.

La trama se concentra con el “gato” Aguirre que sufrió un accidente automovilístico por lo que le tocó regresar a su barrio natal donde creció y se forjó como futbolista profesional que más adelante montara una escuela de fútbol Los gatos creando cracks tanto varones como mujeres.

Lo interesante del asunto, es la aparición de Lucia que trata de sobreponerse de su crítica situación personal y económica y que además tiene un hijo talentoso, feliz y noble como lo es Pablo le ayuda a su madre haciéndole caso pero a veces se dejaba tentar por los amores que se le atravesaban y que sorteaba con sapiencia. El talento y talante de Pablo también le ayudó a que el “gato” Aguirre se acercara a Lucia a superar sus escollos que, no obstante, dicha relación era imposible compensada con la convivencia hogareña que lidiaban.

Un gran complemento y aporte de la serie es el legendario jugador de Millonarios FC y de la selección Colombiana de la década de los setenta Willington Ortiz que con sus conocimientos y experiencias se convirtió en el maestro, consejero y amigo no sólo de su pupilo “el gato” sino también de los mismos alumnos.

El escenario donde se realizó la serie fue en el barrio Pablo VI de Bogotá fue acorde con la historia a desarrollar. Buen congenio de Felipe Noguera y Marcela Carvajal; Manuel José Chávez y Carolina Acevedo. Sin embargo, se debió trabajar más en las gobias y amistades de algunos muchachos que no tuvieron mucha química que dijéramos para tener la dupla y contar con ellos para lo que sea.

En resumen, de pies a cabeza fue una de las series juveniles novedosas en la que el deporte y el amor pueden ir juntas amando lo que hace y moviendo gambetas, rabonas y enchutadas hacia el gol para sus vidas y quien quita que en los próximos años puedan ser los cracks profesionales creando identidad que se ha ido perdiendo por culpa de los matones que les echa la sal que, eufémicamente, dicen ser hinchas comportándose como rufianes reclamándoles porqué no juegan y se sacrifican; y algunos jugadores infringiendo normas elementales de convivencia dentro y fuera del club y/o selección costándole su carrera futbolística no importando en que competición participa. Lo importante es crecer y madurar como personas aparte de lo profesional que es su primera carta de presentación así como también los estímulos que se destacaron a lo largo del club vinculado para tenerlos en cuenta.