Los romances de Andy Hardy (1946)

Terminado el servicio militar, el joven Andrew regresa a casa de sus padres con las ideas muy claras: terminar su carrera de derecho y casarse con su amiga Kay.
Última de la desconocida (al menos para mí) serie de catorce películas sobre el recto y eminente juez Harvey (Lewis Stone) y su alocado hijo Andy (Mickey Rooney). Se trata de una cinta familiar, entretenida y, a ratos, muy divertida (Andy tirado en la calle con la bata de su tía). La descubrí por casualidad y no esperaba mucho de ella pero he pasado un rato tan agradable que intentaré conseguir las que pueda de la serie. La recomiendo a los amantes del cine clásico y a todos aquellos que quieran pasar una agradable tarde en familia.

Aunque la película arranca de forma muy convencional, vale la pena tener la paciencia necesaria para verla hasta el fin. Hacía años que no me reia tanto con un número cómico como el que nos ofrece la pareja de baile formada por el menudo Mickey Rooney y la gigantona Dorothy Ford (una actriz que apareció en muy pocas películas). Sin embargo, el contraste tan agudo entre sus cuerpos no es motivo de chistes fáciles y zafios, cosa muy de agradecer desde mi punto de vista.