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El reverendo (2017)

El reverendo
108 min.
6,4
6.578
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Sinopsis
El encuentro con un activista medioambiental y su esposa embarazada (Amanda Seyfried) radicaliza poco a poco la ideología de un pastor evangélico (Ethan Hawke), un antiguo capellán del ejército, todavía marcado por la muerte de su hijo en Irak, que dirige una pequeña iglesia en el norte del estado de Nueva York. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Religión Cine independiente USA
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
First Reformed
Duración
108 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Estados Unidos-Reino Unido-Australia;
Grupos
Man In A Room Trilogy
Links
Premios
2018: Premios Oscar: Nominada a mejor guion original
2018: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor guion y actor (Hawke)
2018: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actor (Hawke)
2018: National Board of Review (NBR): Mejores 10 películas del año, guion original
2018: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
8
Sin noticias de Dios
La carrera de Paul Schrader no ha sido lo que se dice brillante desde que estrenó 'Aflicción' (1997) hace ya dos décadas, pero su redención llega en forma de 'First Reformed'; una película que escribe y dirige y que conecta directamente con la que fuese su estupenda carta de presentación como guionista, 'Taxi Driver' (1976). Travis, el veterano de Vietnam metido a taxista que terminó desquiciado y ahogado en la violencia de una desolada Nueva York, renace en Ernest, un sacerdote atormentado tras haber enviado a su hijo a encontrar la muerte en la Guerra de Irak, y que pasa sus días en una iglesia que recibe a unos escasos turistas y feligreses cada semana.

Uno de los pocos visitantes asiduos es una joven embarazada que le pide a Ernest hablar con su marido, dado que el comportamiento de éste resulta cada vez más errático y perturbador. Lo que se habla en esa conversación se aloja en el párroco como un virus, al principio latente, pero que se propaga paulatinamente en su organismo conforme va tomando conciencia de que es incapaz de satisfacer a aquellas personas que se acercan a él en busca de respuestas, así como de que el mundo está condenado a irse a la mierda entre la imparable contaminación, la degradación moral y el feroz capitalismo al que ni siquiera las instituciones religiosas son inmunes. Ernest plasma en un diario sus pensamientos más oscuros, sin recibir ninguna señal por parte de ese Dios al que ha encomendado su vida… salvo por esa chica embarazada, Mary, que parece el único refugio seguro a toda la oscuridad y el desasosiego en los que se ha teñido su existencia.

Ethan Hawke realiza aquí uno de los trabajos más admirables de su carrera, cumpliendo con creces la responsabilidad de sostener la película sobre sus hombros con contención, pero manifestando a la perfección la tremenda batalla que se está labrando en su interior, y que solo encuentra un halo de luz ante la presencia de Mary (la elección del nombre no puede ser casual), esa serena joven a la que da vida una angelical Amanda Seyfried. Su candidez ejerce como único posible salvavidas para Ernest, que rehúsa del acercamiento de cualquier otra persona mientras se lanza a una espiral de autodestruccion, cuyo ambiguo y espiritual desenlace resulta indignante a bote pronto, pero valiente y lógico cuando se asimila y reconsidera; para bien y para mal, es memorable y no deja indiferente.

'First Reformed' es una película de digestión lenta y sí, en ocasiones un poco pesada. Corre peligro de que su frialdad se transforme en desapasionamiento, si bien su apartado técnico resulta impoluto, con una fotografía que abarca desde el blanco más puro hasta la oscuridad más absoluta, con un acompañamiento musical muy medido y pensado, y rodada en un formato cuadrado acorde con la claustrofobia que padece Ernest entre las paredes de esa iglesia reconvertida en museo y que rara vez abandona. Schrader recupera la brillantez de sus mejores trabajos con un film exigente, provocador y osado que se plantea si no será demasiado tarde para encontrar y albergar esperanza en una sociedad cuyas grietas morales siguen siendo tan mugrientas como las que condujeron al taxista Travis a la perdición hace ya 42 años.
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103 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Si bebes no prediques
Paul Schrader bebe, en su teoría cinematográfica, de las más excelsas fuentes: Bresson, Tarkovski, Ozu, Dreyer, Bergman.

El padre Toller (un notable Ethan Hawke) tiene bastante del rictus severo y torturado del pastor Tomas Ericsson, encarnado ejemplarmente por Gunnar Björnstrand en ‘Los comulgantes’. Los personajes de Esther (Victoria Hill) y Märta (Ingrid Thulin) también guardan parecidos razonables. Ambas aman y resultan cruelmente rechazadas. La semejanza argumental es, por lo demás, muy evidente.

Ozu y el intraducible ‘mono no aware’ (algo así como la emoción ante lo efímero de la vida y la belleza, sujetas siempre al cambio, con matices de dolor y finitud, melancolía y pérdida), Ozu, digo, queda fuera de la estética de Schrader, pese a los planos fijos y el alcohol.

Quizá en la desnudez de la puesta en escena haya ecos de Dreyer, tan cercano, en su estética, del pintor Vilhelm Hammershøi y sus blancos interiores calvinistas.

Y Bresson… Aparte del obvio paralelismo con ‘Diario de un cura rural’ en la composición de su protagonista, en la escritura sistemática, en la agonía (en sentido unamuniano) del pastor, la película del director francés que más se aproxima a ‘El reverendo’ es ‘El diablo probablemente’, en que se ofrece una visión desoladora y autodestructiva del fallido ser humano. Después de la Caída, sólo la Gracia podría obrar el milagro del rescate...

Schrader se permite incluso una levitación, patrimonio de Tarkovski en el imaginario de la cinefilia.



Pero, más allá de esas ilustres referencias, el impacto, la catarsis violenta, el grito de rabia expresionista, sitúan a Paul Schrader más cerca de von Trier y Haneke, directores en que a menudo cala el estallido, la furia existencial o el clímax desgarrado.

Paul Schrader es también, en ‘El Reverendo’, esclavo de sus propias obsesiones: ‘Aflicción’, ‘Mishima’, ‘Taxi driver’...

Me pregunto por qué volvemos una y otra vez a los autores que he citado al principio de estas líneas, por qué su manantial de cine nos parece inagotable. Por qué la sed de ellos no se acaba en un primer, segundo o aun en un tercer o cuarto visionado.

Sin embargo, Haneke o Lars von Trier, dotados de un oficio incuestionable, rara vez invitan a volver a sus películas. Pasado el golpe, nos resistimos a reaparecer en el lugar del crimen. La explicación fácil sería un verso de Eliot: “Human kind cannot bear very much reality”, el ser humano no puede soportar demasiada realidad. Siendo sincero, creo que tal explicación sería un autoengaño. Los grandes autores nos permean capa a capa, hilo a hilo, nos dejan un poso de silencio y reflexión, se asientan en el alma. Son mucho más que sus escenas de violencia, explícita o en elipsis espacial. Desencadenan en nosotros sentimientos insondables. Mientras que cineastas como Michael Haneke y Lars von Trier van directos al mentón; y, después de la resaca, pasan a ser recuerdo o artefacto intelectual; por algo su talento es de este mundo.

‘El Reverendo’ es una película estimable, con aciertos y alguna disonancia. Pero Paul Schrader, por quien siento un respeto genuino, es para mí un autor de vuelo limitado. En cierto modo, su cine acaba donde empieza el de los grandes.
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65 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
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