- Sinopsis
- Tres matrimonios llevan años disfrutando juntos los fines de semana y las vacaciones. Cuando uno de los hombres abandona a su esposa por una chica joven y atractiva, la incorpora al grupo y salen a la luz las tensiones entre las tres parejas. (FILMAFFINITY)
- Género
- Comedia Drama Amistad
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1981 / Estados Unidos
- Título original:
- The Four Seasons
- Duración
- 108 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
- Compañías
- Links
Premios
Tres parejas decide pasar unas vacaciones juntos, resultando una agridulce exploración de las relaciones, sentimientos y amistad entre cada uno de ellos. Debut tras la cámara del actor Alan Alda, una comedia escrita, dirigida y protagonizada por él que obtuvo un gran éxito de crítica y público, tanto que el propio Alda coprodujo una versión televisiva para la cadena CBS.
Staff
[FilmAffinity]
"Ligera comedia sobre las diferencias de tres matrimonios al ritmo de la música de Vivaldi. Se nota la influencia de Woody Allen pues en muchos momentos el filme se asemeja a los del neoyorquino"
Fernando Morales
[Diario El País]
Primavera, verano, otoño, invierno y...
4 de febrero de 2007
The four seasons es la primera película de las cuatro que escribió, protagonizó y dirigió Alan Alda. El matrimonio y el divorcio, indisociables, leit-motiv en la filmografía del neoyorquino, son escrutados en esta película que conjuga tonos cómicos y dramáticos para contar las relaciones y las vivencias de tres matrimonios unidos por una estrecha amistad.
El filme se divide en cuatro actos, uno por estación, cada uno con el concierto pertinente de Vivaldi como acompañamiento musical: en una casa de campo (primavera), en un yate (verano), en un hotel (otoño) y en un refugio de montaña (invierno). Las frustraciones inconfesables del matrimonio afloran imperceptiblemente hasta que de pronto se manifiestan en forma de ira, o de depresión, o de divorcio.
El filme se divide en cuatro actos, uno por estación, cada uno con el concierto pertinente de Vivaldi como acompañamiento musical: en una casa de campo (primavera), en un yate (verano), en un hotel (otoño) y en un refugio de montaña (invierno). Las frustraciones inconfesables del matrimonio afloran imperceptiblemente hasta que de pronto se manifiestan en forma de ira, o de depresión, o de divorcio.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Checoslovaquia
14 de mayo de 2020
Deliciosa comedia dramática que sortea con inmensa habilidad todas las tentaciones lacrimógenas, sermoneadoras o moralistas.
Sabia muestra de capacidad narrativa, buen gusto, tacto y buen juicio.
Partiendo de un costumbrismo típico de clase media norteamericana con gente de profesiones liberales y cuitas de divorcios e hijos malhadados, logra erigirse como una pieza perfecta de cámara en la que leve y juguetonamente, precisión de reloj suizo, se habla también de cosas mayores, la amistad, el amor, la fragilidad de todo lo humano y el paso del tiempo que todo lo come.
Repite situaciones mil veces vistas, pero nunca se relame en las heridas ni se regodea con lo contado, siempre cierra cada escena o enredo con un contrapunto de humor que salva cada caso, que demuestra una enorme inteligencia, aunque a veces, por ser tan repetido el mecanismo, parezca solo una fórmula.
Es más o menos tramposa, juega con materiales muy usados y convencionales y aun así no pesa, se disfruta (mucho, sobre todo en algún muy brillante hallazgo) y hasta te enamora cuando el acierto es pleno (pocas pero bellas ocasiones, la música ayuda lo suyo).
De cómo ser capaz de transformar mediocridad conocida por todos en una obra que inadvertidamente se eleva muy por encima de la media; es un pequeño regalo, casi tan común que no se nota.
Interludios musicales (Vivaldi a todo poder) y continuos apuntes humorísticos más una clara dirección de personajes que transitan lugares comunes psicológicos con una eficacia implacable.
Sabia muestra de capacidad narrativa, buen gusto, tacto y buen juicio.
Partiendo de un costumbrismo típico de clase media norteamericana con gente de profesiones liberales y cuitas de divorcios e hijos malhadados, logra erigirse como una pieza perfecta de cámara en la que leve y juguetonamente, precisión de reloj suizo, se habla también de cosas mayores, la amistad, el amor, la fragilidad de todo lo humano y el paso del tiempo que todo lo come.
Repite situaciones mil veces vistas, pero nunca se relame en las heridas ni se regodea con lo contado, siempre cierra cada escena o enredo con un contrapunto de humor que salva cada caso, que demuestra una enorme inteligencia, aunque a veces, por ser tan repetido el mecanismo, parezca solo una fórmula.
Es más o menos tramposa, juega con materiales muy usados y convencionales y aun así no pesa, se disfruta (mucho, sobre todo en algún muy brillante hallazgo) y hasta te enamora cuando el acierto es pleno (pocas pero bellas ocasiones, la música ayuda lo suyo).
De cómo ser capaz de transformar mediocridad conocida por todos en una obra que inadvertidamente se eleva muy por encima de la media; es un pequeño regalo, casi tan común que no se nota.
Interludios musicales (Vivaldi a todo poder) y continuos apuntes humorísticos más una clara dirección de personajes que transitan lugares comunes psicológicos con una eficacia implacable.
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