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Tierra de paprika (2013)

Tierra de paprika
100 min.
6,7
445
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Sinopsis
En el Kurdistán, cerca de la frontera entre Irán, Iraq y Turquía, nadie parece querer ya la ley y el orden, excepto el comandante Baran. Este hombre, que pasó la mitad de su vida luchando en la guerra, conoce a la bella Govend, la nueva profesora del colegio recientemente abierto. (FILMAFFINITY)
Género
Western Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
My Sweet Pepper Land
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Alemania-Irak;
Links
Premios
2013: Festival de Cannes: Sección oficial (Un Certain Regard)
2013: Festival de Chicago: Hugo de Oro - mejor película
7
Western en Kurdistán
Lo confieso: éste ha sido mi primer acercamiento al trabajo de Saleem. Como supongo que es lo normal en estos casos, uno siente cierta incontenible necesidad por buscar referencias, puntos de apoyo, de comparación. Por mera proximidad geográfica, apuntamos al cine de Akin; afinando un poco más la puntería, al trabajo de Nuri Bilge Ceylan. Pero en este caso, ¿hasta qué punto tendrá sentido buscar puntos de diálogo con el cine actual de origen turco cuando hablamos de la expresión cinematográfica de un ciudadano nacido políticamente en suelo irakí pero de sangre orgullosamente kurda?

Doblemente hostigado -tanto por pertenecer a una etnia cuya población se extiende por cuatro países pero que todavía no goza de verdadera autonomia política, como por el régimen de Saddam Hussein- todavía adolescente nuestro director debe dejar su tierra y buscar refugio en Europa. Termina recalando en Francia, donde se forma como cineasta. Es grato (al menos en el caso puntual de My Sweet Pepper Land) comprobar la forma cómo Saleem hace frente a esa natural encrucijada, en términos de "mestizaje" cultural, que su hoja de vida hace suponer: recrear un western en los remotos parajes del Kurdistán actual. La ocurrencia por momentos nos parece brillante. Las llanuras del oeste norteamericano convergen a la perfección con el yermo y accidentado paisaje del Asia Menor. Recién terminada la guerra, el incorruptible comandante Baran descarta las comodidades de cargos administrativos para ir a poner orden a un pueblito perdido en medio de las montañas, donde un clan familiar impone sus términos a punta de metralleta.

Rodada con oficio, la hora y media de metraje de My Sweet Pepper Land trascurre sin contratiempos. Entendemos que Baran, tanto como por su rechazo a los acomodos y prebendas de la administración política, ha ido a perderse a ese miserable pueblito escapando del acoso de su madre que sueña con verlo casado. Cuando coincide con él la bella Govend, profesora que viene a hacerse cargo de la escuelita local, imposible que no resuenen ciertos ecos a cuento de hadas, a fábula infantil. Por suerte, Saleem está perfectamente consciente de ello y logra cuajar un relato con las suficientes dosis de humor, lo más apartado a cualquier atisbo de moralina o gradielocuencia... Y la sapiencia de entregarnos un plano lo suficientemente abierto como para hacer que la majestuosidad de un murallón cordillerano parezca sepultar la figura de un mísero bandolero que, fusil en ristre, avanza tras su botín.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
My sweet pepper land
...,y por el camino, de vuelta a destino, se encuentran.

Todo un pequeño tesoro, una brillante joya de exquisita fotografía y excelsa música, tan cruel como ridícula en su comicidad, tan dura como agravante en su drama, loable historia de amor entre valientes héroes que desafiaron el corrupto poder y la ultrajante voluntad impuesta.
Una mujer, devota profesora que sólo quiere enseñar, un hombre, ex guerrillero, que cree en la lealtad de su nuevo cargo de policía, un encuentro, la necesidad mutua y un apoyo incondicional que irá gestando esa intimidad introvertida que no se atreven a manifestar; honor de enfrentarse a las costumbres establecidas cuando éstas están viciadas y compradas por ese cacique, cuyo agravio es creerse el dueño del pueblo.
Embelesa, atrae e hipnotiza, acapara toda tu atención entre descubrimiento y sorpresa a cual mayor, todo un duelo del oeste de acusadoras verdades que se lanzan cual martillo perforador, en pleno Kurdistan de donde, salido el autoritario Sadam hay que enfrentarse a los muchos candidatos que ostentan repartirse el mandato de la tierra, la posesión de la gente y el beneficio del contrabando.
Un poema épico de valentía, resistencia, entereza y respeto por uno mismo, donde la tensión y la tragedia se sienten a cada paso, donde el cariño y la protección flotan en el ambiente, donde la amistad se pone a prueba y las agallas tienen un alto coste; belleza y horror cogidos de la mano, abuso y lealtad poniéndose a prueba, liberación y miedo unidos por esa osadía de decidir propiamente como vivir la vida.
Tan sencilla y modesta como letal y penetrante, sólida y orgullosa, feroz e inquisitiva, una deliciosa oda que transcurre con esa inquieta paz que a cada segundo está a punto de quebrarse y que, entre amenaza y sosiego, aún le queda tiempo para la risa brutal y el humor agónico de quien se sabe en medio de una tradición, de formas despiadadas e injustas, demoledoras y salvajes.
El candor de una mirada furtiva después de luchar contra su acosado Goliat, implacables molinos de viento que soporta con carácter y determinación el quijote asignado; nadie esperaba temperamento, integridad y valor de quien únicamente tenía que obedecer las normas no escritas y dejarse de tanta moralidad insustancial.
Es una epopeya, es una hazaña, es un romance, es un auxilio, es un plan justiciero, es un combate a supervivencia y muerte entre el despótico que domina la villa y el nuevo sheriff, cuyo único imperativo es la ley; las cartas se muestran, las armas se recargan, los avisos fluyen y, mientras tanto, una inesperada querencia, tierna, protectora y fiel surge entre sus titulares; resistir al pertrechado tirano y encontrar hueco para esa salida de sus explosivas emociones, que sólo muestran esa intimidad de esporádica sonrisa a medias, más una mirada fija y cómplice que todo lo llena sin decir nada.
Hiner Saleem escribe y dirige una cinta cautivadora en su interés, fascinadora en su presentación, expectante en su recorrido, valerosa en su resolución, un auténtico thriller que bebe sus orígenes del western clásico, trasladado con sabiduría y eficacia a una frontera, triángulo de las bermudas entre turcos, iraníes e iraquíes, donde todo desaparece, todo está contrariado y donde todos esconden la cabeza, excepto un adalid enamorado que no se somete a la exigencia de los dictadores.
My sweet pepper land, dulce y picante a partes iguales, destructiva y creadora por solicitud imperiosa, se impone, arrasa y eclipsa; producción francesa de vistas majestuosas que se combina, con ardiente resquemor y sugestiva atracción, con la inmundicia de las personas que las habitan; se siente, se vive, se goza, el entusiasmo de su exploración te devora, el arrebato de su conquista te anima sin descanso, directa y apasionada dicta y sentencia con humildad sincera de abismal contundencia.
No te pierdas un logro de carisma, personalidad y presencia; ahonda en su construcción, padece con asombro, inquietud y desasosiego, disfruta de toda ella.

Lo mejor; su intenso guión, magnífica fotografía y potentes interpretaciones
Lo peor; que te pase desapercibida.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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