Ojos tenebrosos (1982)

Desde un primer momento se aprecia la mala calidad artística e interpretativa, lo cual se agradece, para no prolongar en exceso la visualización de este amago de historia de terror con ligeras dosis de erotismo.
El argumento basado en supuestos hechos reales, recuerda en exceso a lo presentado en la película de El ente, pero con menor calidad en todos sus aspectos.
El terror brilla por su ausencia y los únicos momentos donde puede llegar a despertar el interés de algún espectador masculino, es cuando la protagonista descubre su anatomía, que no son pocas, el resto, para llorar, mejor tener los ojos cerrados.

Para que te hagas una idea, un acomodado matrimonio con su hijita adolescente viven en un idílico pero desierto enclave de la playa californiana. El marido se parte los cuernos, nunca mejor dicho, trabajando de sol a sol, para que a su princesa y a su reina no les falte de nada y encima ésta no tenga que trabajar, pasando el día tomando el sol y pintando cuadros que no se muestran por no avergonzarla. Lo que para muchos seria un sueño hecho realidad, para ella es como si le hubieran dado cloroformo, ya que encuentra algo a faltar...y es que su flor se está marchitando y no hay abejorro que la polinice. Hasta que aparece Sandokan recién salido del estilista y complace a la señora. Esta que ve que el chollo se le acaba si se entera su marido, gracias a la ayuda de su amiga parapsicóloga se montan una peli de fantasmas y posesiones sexuales, que termina como el rosario de la aurora porque el asunto se les va de las manos. Si la "historia real" no fue así, Iker Jiménez tiene un filón por explotar.