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Tatuaje (1966)

Tatuaje
86 min.
6,9
268
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Sinopsis
En desacuerdo sus padres, Otsuya huye de su hogar para refugiarse en los brazos de Gonji, quien termina vendiéndola en una casa de geishas. Allí, un maestro del tatuaje dibuja sobre su hermoso cuerpo una inmensa araña. Como si el espíritu del insecto tomara posesión de la joven, el deseo irreprimible de venganza se transforma en el centro de su vida. Como la viuda negra tatuada en su espalda, Otsuya arruina la vida de todo hombre que se cruce en su camino. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Prostitución Melodrama Venganza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Irezumi (Tatouage)
Duración
86 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
Viuda negra
Realizada el mismo año que "Red Angel" (una de las cumbres del cine japonés de los '60), "Irezumi" vuelve a reunir a Ayako Wakao con el director Yasuzo Masumura y, como siempre que formaron pareja artística, crearon exactamente lo que indica esta unión: arte. Desde la superlativa "Seisaku's Wife" hasta el descarnado melodrama "Manji", la cámara de Masumura siempre había conseguido sacar partido de la extrema belleza de Wakao rindiéndole culto en cada encuadre. "Irezumi" va incluso más allá, interpretando a un personaje radicalmente opuesto al de la -inicialmente- inocente enfermera militar de "Red Angel" para mostrar a una mujer tímida que acaba convertida en una prostituta sin escrúpulos debido a una maldición convertida en ente físico; un tatuaje de una araña en la espalda de la bella joven. A partir de este momento su existencia está condenada a alimentarse de los hombres con los que se acuesta. La evolución de la joven es una de las claves de una historia en la que casi todo funciona al milímetro, sin estridencias de ningún tipo más allá de las comprensibles.

De nuevo, se vuelve a criticar a la sociedad japonesa a través de la enigmática mirada de la joven, que vuelve a dar vida con una fuerza desgarradora a una mujer de claras convicciones y magnetismo vital. Acercarse a ella supone la perdición y así se da cuenta de cada uno de los personajes masculinos que se le aproxima. La historia se desarrolla saltando en el tiempo (iniciándose con la realización del tatuaje y luego volviendo al pasado) para acabar, como casi siempre en las historias que Kaneto Shindô le escribió a Masumura, bastante mal, algo que se extiende a casi todos los melodramas que se rodaron aquellos años dentro -y fuera- de Japón. No hay sorpresa a este respecto pero si a la hora de representar cada una de las secuencias por separado, en concreto algunas como la que abre el film o aquellas en las que la imagen se enriquece con la sutil partitura de Hikaru Hayashi.

"Irezumi" es una obra menos sobria que "Red Angel" (que estaba filmada en un hermoso blanco y negro, siendo aquí la imagen en color) pero igualmente valiosa. "Menor" dentro de la filmografía de su director (uno de los más grandes de la cinematografía asiática; también de los más desconocidos) pero de muchos kilates. Acercarse a "Irezumi" es descubrir una forma de hacer cine que ya no existe y que, abusando de mi ignorancia, diría que nunca existió al margen de lo que hizo Masumura. Sólo por eso recomendaría verla a quien quiera comprobar de primera mano cómo no todo el cine japonés de los sesenta se limitaba a samuráis y yakuzas. Que el melodrama no sólo pertenecía a Sirk, y que la belleza femenina encontraba en los rasgos de Ayako Wakao uno de sus más perfectos representantes.
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18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La venganza de la araña
Una araña cuya única misión es manipular a los hombres para después devorarles, nacida de la perversidad y el engaño, una araña tatuada cuya fuerza diabólica atrapará en una red de violencia, traiciones, desgracias y decadencia a todos los que se hayan a su alrededor.
Es su deseo de venganza, y es terrible.

Para aquellos que no lo conozcan, el natural de Tokyo Jun'ichiro Tanizaki ha sido y será uno de los escritores más importantes del país, cuya obsesión por explorar la inmoralidad y la decadencia del ser humano, dotar a sus textos de una atmósfera sórdida y sexual y unir el sufrimiento al placer le convirtió en un auténtico pilar de la literatura moderna; muchos trabajos suyos fueron trasladados al universo cinematográfico ("La Señorita Oyu", "Okoto y Sasuke", "Daydream"...), aunque dicha práctica sería más recurrente para Kaneto Shindo, Kon Ichikawa y Yasuzo Masumura.
Tras su memorable "La Mujer de Seisaku", éste último (que ya había realizado la adaptación de "Manji" y haría lo propio unos años más tarde con "Chijin no Ai"), se encargaría de dar vida a la primera novela de Tanizaki, "Shisei", relato corto de enorme popularidad escrito en 1.910 que definiría para siempre el inconfundible estilo del autor; para ello contaría una vez más con la colaboración de Shindo al guión y de su actriz fetiche Ayako Wakao, quien representaba para él lo que Harriet Andersson para Bergman: el triunfo absoluto de la sensualidad salvaje y la espontaneidad carnal.

Un prólogo de tenebrosa ambientación que ciertamente celebra este triunfo nos revela en forma de "flashback" la premisa de "Tatuaje". En el Japón de la era Edo los amantes Shinsuke y Otsuya deciden abandonar su hogar en mitad de la noche hasta que su matrimonio sea aprobado por los padres de cada uno; el joven escapa furtivamente con la descarada hija de su jefe y todo ello desembocará en una traición por parte de Gonji, un posadero amigo de los enamorados, que vende a Otsuya como mercancía sexual y manda asesinar a Shinsuke (situación que no se aleja mucho de la sufrida por la protagonista de "Vida de Oharu, mujer Galante").
Una situación tachada de inmoral y repugnante por las tradicionales costumbres de la sociedad nipona feudal, y que halla su punto de inflexión en el momento en que el experto Seikichi (versión siniestra del Utamaro de Mizoguchi) tatúa en la espalda de Otsuya el dibujo de una araña mientras Shinsuke se ve transformado en un repelente asesino al defenderse de uno de los secuaces de Gonji, escenificado en una encarnizada lucha en pleno bosque con la que Masumura insiste una vez más en el hombre como animal salvaje desprovisto de sentimientos y degradado a sus más bajos instintos de supervivencia.

A partir de aquí la crudeza gana terreno frente al melodrama, que únicamente ha ocupado los veinte primeros minutos de metraje, pero con la creación del tatuaje el argumento se escora hacia la extrañeza y al más puro horror psicológico. Tokubei muestra a Otsuya un telar ilustrado con la mujer devoradora de hombres, en la que se transmutará al dibujar Seikichi la araña sobre ella; de algún modo el tatuaje cobrará vida y se adueñará de su alma. Tomando el sobrenombre de Somekichi, ésta se vuelve una encarnación perfecta de la araña de la mitología asiática que aparecía transformada en seductora mujer ("jorogumo").
Sirviéndose del aspecto sobrenatural, el director hace hincapié en la figura femenina como instigadora de las tensiones entre los hombres, a la vez víctima y manipuladora, llevada por la venganza y la depredación (como ya nos presentó Kurosawa en "Rasho-mon" y "Barbarroja"); entre tanto, los personajes de Tanizaki serán conducidos, por obra y gracia de Shindo, a un profundo abismo habitado por las mentiras, las pasiones lujuriosas y la crueldad. Éstos seres abyectos tan clásicos del cine de Masumura, que disfrutan con su violencia y sadismo, que hallan placer en la desgracia, no obtendrán otra salida a la degeneración por la cual se dejan arrastrar que la decadencia o la muerte.

Pero aunque todos los personajes se vean conectados por la trágica y cruenta sucesión de acontecimientos, el epicentro de la historia será la extraña relación triangular entre Shinsuke, Otsuya y Seikichi (que detallaré en la Zona Spoiler). Masumura impregna la atmósfera de erotismo y sordidez, con una atrapante puesta en escena que presta especial atención a la intensidad de los tonos (sobre todo al rojo) y al uso de las luces y sombras (lo que aumenta la sensación de inquietud y desasosiego), destacando así el trabajo de fotografía del maestro Kazuo Miyagawa.
Entre tanto, los actores ofrecen grandes interpretaciones, en particular Akio Hasegawa, Asao Uchida, Kei Sato y Kikue Mori, que da vida a la madre de Shinsuke. No obstante todos quedan eclipsados por una Ayako Wakao arrebatadora y sensacional desde todos los ángulos con los que es inmortalizada por el director. "Tatuaje" no es sólo una de sus obras más logradas, sino una de las películas más fascinantes (por violenta y descarnada) del cine japonés moderno, la cual confiere movimiento y color a la novela de Tanizaki de forma hipnotizante.

En 2.006, "Shisei" volvería a ser adaptada por el maestro del "pinku eiga" y el "splatter" Hisayasu Sato, pero esta tergiversadora versión del texto poco tiene que ver, por supuesto, con el insuperable trabajo original de Masumura.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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