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Un día volveré (Serie de TV) (1993)

Sinopsis
Serie de TV (6 episodios). Cuenta la historia de un antiguo combatiente de la guerra civil española. La acción se desarrolla en la Barcelona de 1959, cuando Jan Julivert Mon, viejo militante de la guerrilla urbana en la posguerra, regresa a casa tras cumplir una larga condena en las cárceles franquistas. (FILMAFFINITY)
Género
Serie de TV Drama Años 50 Posguerra española
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Un día volveré
Duración
60 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Juan Marsé
Links
8
Desconocida y pequeña obra de arte
Esta producción de los años 90 parece tan olvidada y debió de verse tan poco que ni siquiera Filmaffinity reseña que está al alcance de cualquiera en el portal de RTVE, ni dispone en el momento en que escribo estas líneas aún con crítica alguna. Y no merece en absoluto ese vacío.

Dirigida con eficacia por el también para mí injustamente olvidado Francesc Betriu, adapta la novela homónima de Juan Marsé, sobre la vuelta a casa en 1959, tras pasar diez años en la cárcel, del exboxeador y guerrillero anarquista Jan (Nacho Martínez), que habría terminado mutando en atracador de bancos en la Barcelona de los primeros años de la posguerra.

Durante la ausencia de Jan, la viuda de su hermano (Charo López) ha devenido en prostituta para ganarse la vida, mientras su sobrino e (Achero Mañas) ha crecido anhelando su vuelta. Sus antiguos compañeros anarquistas han tomado distintos caminos, unos persistiendo en sus ideas y otros arrimándose al régimen para chupar del bote, mientras en los barrios de Gracia y el Guinardó en que pasó su juventud han cambiado muchas cosas, aunque todo siga igual. Y aunque para el vecindario sea un mito. él solo quiere que lo dejen en paz y comienza a trabajar como guardaespaldas de un oscuro y acaudalado juez militar (Eusebio Poncela) que se distinguió por su ferocidad en los años de la represión pero que, tras sufrir un accidente automovilístico, tiene serios problemas de amnesia y salud mental.

Un argumento y ambientación muy de Marsé, ya presente en otras novelas suyas llevadas al cine como "Si te dicen que caí" (Vicente Aranda, 1989) o "El Embrujo de Shanghai" (Fernando Trueba, 2002) pero que aquí se desplaza en el tiempo al umbral de los años 60 y que cuenta con más posibilidades gracias al mayor metraje y extensión de los seis capítulos de una miniserie. Y el resultado es muy bueno gracias a la dirección artística de Gil Parrondo, el gran hacer de Betriu reflejando el mundo del escritor, y un elenco en que todos están a gran altura.

También, como en las dos anteriores novelas (con su peli) que he mentado, y que son muy autobiográficas, hay una subtrama -en aquellas infantil, en este caso juvenil-, de quien lleva a cabo la narración. Es el mundo de Achero Mañas (aquí aún muy joven) y sus amiguetes, que se mean en el yugo y las flechas y la efigie de Franco y no saben qué hacer con su vida. Y en el que a través del personaje del cartelista de cine (Ulises Dumont), y del recuerdo colectivo del guerrillero que fue el protagonista, hay un homenaje explícito a Alan Ladd y a "Raices Profundas" ("Shane", George Stevens, 1953) y, por extensión, al mundo del western americano, presente también en la banda sonora.

Una banda sonora, en la que más que la copla, tan de los 40 y primeros 50, también entran ya de lleno, entre otros, temas de Nat King Cole o Paul Anka, "Ansiedad", "Perfidia" y "Diana", el sonido que desde la relativa apertura del país al exterior y la instalación de las bases norteamericanas, comenzaba a llegar desde el otro lado del Atlántico.

La recreación de ambientes a cargo de Gil Parrondo -sórdidos, opulentos, más cutrecillos- es prodigiosa y lo cierto es que la serie se ve sin parar, un capítulo detrás de otro, con una Charo López inmensa, un Nacho Martínez cuya aparente inexpresividad le va como anillo al dedo al enigma de su personaje y un Eusebio Poncela que siempre cumple con creces cuando se trata de sacar adelante a tipos torturados y algo degenerados, tan ebrios y de vuelta de todo como prisioneros de las mayores angustias del alma.

Además están también por ahí Assumpta Serna (mejor que en muchas otras pelis suyas), el gran Carlos Lucena, o Juanjo Puigcorbé (qué bien hace siempre este hombre de caradura y de cínico!!) junto a otros que para mí no son tan conocidos o tan santos de mi devoción como Lluis Homar, Ramón Madaula, Ulises Dumont, Martxelo Rubio..., pero, insisto, todos magníficos. Lo que seguramente también se debe al estupendo hacer de Betriu en la dirección de actores y a lo cuidada que debió estar toda la serie desde la fase de preproducción, tal como sucedía en TVE en la época.

O sea que si a alguien le gustan los dramas españoles de posguerra y cierta reconstrucción histórica no sé a que espera para ver esta serie, accesible a golpe de un clic.

(Sigo en Zona spolier, aunque advierto que para comprender mejor todo lo que comento ahí, hay que ver la serie entera)
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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