Un día de suerte (2002)

La ópera prima de Sandra Gugliotta, premiada en el Festival de Berlín y nominada para los Goya como mejor película de habla hispana no española, posee el mérito no de anticipar y de documentar la situación que sofoca a la Argentina de los últimos años. Pero la mayor virtud de este film no es su postura frente a la "realidad social" sino la forma en que expone el lenguaje y el comportamiento de los jóvenes inmersos en el sombrío panorama que nos toca atravesar. El relato transcurre durante los famosos cortes de energía eléctrica del verano de 1999.

Eran días de mucho calor y bronca, en los que las bebidas y alimentos escaseaban, incrementando la ira de la gente. Este es el contexto que rodea a Elsa (Valentina Bassi), indecisa sobre su futuro, harta ya de los pequeños ”laboros” que sabe que no la llevarán a ningún lado. Animada por los relatos de su abuelo (Darío Vittori) acerca de Italia y por un amor loco de una sola noche con un joven italiano, decide partir hacia allí en busca de un destino mejor. Mientras procura ahorrar unos mangos para el viaje, se dedica a pasar el tiempo libre con sus amigos, con los momentos de rutina y aletargamiento entre amigos que son los que adquieren mayor vuelo en este film: las conversaciones y bromas sin sentido alguno, la fumata de porros, etc.

No hay peor cosa que no querer querer por estar queriendo a una ilusión, una ilusión que se vuelve un ”quilombo, loco”, una vez ya en Italia. Todo un muestrario del paisaje del cine argentino actual. Una peli interesante, ”boludo, la reconcha de tu m…” Un 6.