Ella Fitzgerald: Just One of Those Things (2019)

Los que amamos el Jazz siempre estaremos descontentos con un retrato que pretende abarcar algo tan inmenso como Ella Fitzgerald. Sin embargo cuando se hace de manera honesta, ordenada y con la admiración medida (toda biografía tiene sus sombras), es suficiente para pasar un buen rato recordando su inmenso patrimonio artístico.
Al contrario que la delicada y quebrada vida de Lady Day, no es fácil emocionar en una trayectoria vital sin rastros de drogadicción, escándalos matrimoniales, prostitución, escasos pronunciamientos políticos.
Es incluso notable que se pase de puntillas por sus primeros años con posibles abusos de sus padrastro y que en la inevitable sección dedicada al racismo prevalezca la música y su entorno más que los conflictos.
El espectador que se acerque a este universo sin ser experto en su música, saldrá con una idea clara de los ciclos por los que pasó su voz, y esto es un gran acierto. Swing, bop, cancionero americano.
Su gestor de conciertos en una época, Norman Granz, era gran amigo y coleccionista de Picasso. Un día invitó a Ella a visitarlo y ella respondió, “no, está tarde tengo que zurcir calcetines”. El talento no vale para todo.