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El ángel ebrio (1948)

El ángel ebrio
102 min.
7,4
2.736
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Trailer (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Sanada (Takashi Shimura) es un médico con un carácter muy peculiar, que vive atormentado por lo que pudo haber sido su vida y no fue ahogando sus penas en alcohol, aunque a pesar de todo, ejerce su labor con una dedicación casi absoluta en un barrio periférico del Tokio de postguerra, donde la mafia impone su ley en las calles. Un buen día, el doctor recibe a altas horas de la noche a un hombre (Toshirô Mifune) enfermo de tuberculosis que le pide que le cure una herida. A partir de este momento se iniciará una extraña relación entre ambos.(FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine negro Crimen Yakuza & Triada Enfermedad Amistad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Yoidore tenshi
Duración
102 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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9
Historia de dos perdedores
La primera de las tres veces que Kurosawa abordó el género de cine negro ya dejo claro que no pensaba pasar por él de forma desapercibida. El ángel Ebrio es una película que ante todo es fruto del mejor Kurosawa de aquellos primeros años. Kurosawa ya había pasado el proceso de adaptación a la dirección de sus primeros trabajos llegando a una considerable madurez, en la que había entendido y sabido aplicar lo que la imagen puede trasmitir independiente de los diálogos, tal y como los trabajos de sus admirados Ford y Renoir le habían enseñado. Esto, sumado a su gusto por la literatura y la pintura hacían que cada proyecto fuera ganando en interés y calidad. El Angel Ebrio es tal vez su primera película de madurez, la que inicia un periodo tremendamente interesante, que seguirá con trabajos del calibre de Duelo Silencioso, Perro Rabioso, Rashomon y que concluirán con Vivir. A excepción de Rashomon, que se separa de las constantes temáticas de esta etapa, el resto aborda a través del cine negro o el drama un retrato del Japón de posguerra muy cercano al neorrealismo italiano. En este caso nos introduce en la difícil relación entre un doctor alcohólico y un gangster tuberculoso que va a su consulta. El retrato de ambos por separado y de su relación termina imponiéndose a la trama gansteril y al retrato social. Si caer en el sentimentalismo fácil, la historia es un emotivo retrato de perdedores en busca de redención. Los actores están simplemente increíbles. Mifume colaboraba por primera vez con Kurosawa y da toda una lección de presencia física y de variedad de registros. Kurosawa decía que no quería que el personaje resultara muy atractivo teniendo en cuenta el personaje, pero en cuanto que Mifume se puso delante de la cámara, eso fue inevitable, incluso en la fase mas grave de la enfermedad. Sin embargo, aunque pocas veces ocurriría esto después, quien se lleva en mi opinión la película es Takashi Shimura, otro habitual del director que lo mismo hacia un papel importante que uno pequeños de secundario. El veterano actor compone un personaje complejo, lleno de aristas, que lo mismo estalla ante la bravuconería de Mifume que lo vemos tratar compasivamente con sus pacientes. Su personaje es sencillamente entrañable. El guión en general está muy bien escrito, incluidos los pocos personajes secundarios que deambulan por la vida de ambos y que definen a estos y suelen materializar delante de ellos sus dilemas internos. Y por supuesto, el director demuestra ya un absoluto dominio del medio, tanto en la puesta en escena, como en el ritmo o en la utilización de objetos como metáforas. Como claro ejemplo estaría la escena del sueño, de una inusual fuerza y belleza visual. El Ángel Ebrio es sin duda el primer gran trabajo de Kurosawa, un ejercicio que mezcla con acierto neorrealismo, expresionismo, cine negro y drama intimista con elegante equilibrio.
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41 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Kurosawa, el admirado por los maestros (8.0)
Un hito en la filmografía de Kurosawa que separa sus primeros trabajos, en los que tuvo incontables problemas con una censura que le impedía desarrollar por completo sus inquietudes humanistas, de los posteriores y más "occidentalizados". Claramente influenciado por el cine negro, adapta magistralmente su estilo, recurre a la figura del médico altruista (esta vez, la primera, es dipsómano) y ambienta la historia en un arrabal pobre e infecto en el que la tuberculosis puede atacar a cualquiera en el momento menos pensado; es decir, asienta las raíces que, de un modo u otro, servirán de base para la mayor parte de su cine comprometido con el ser humano: pobreza, enfermedad, bondad, miedo, corrupción... El resultado es una película narrada con talento, con un par de fallos típicos de principiante (p. ej.: perder el hilo durante algunos bailes), y para nada complaciente con el espectador.
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32 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
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