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Los peligros del Flirt (1924)

Los peligros del Flirt
96 min.
7,0
392
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Película (Inglés con subtítulos en Español)
Sinopsis
El profesor Stock y su mujer Mizzi siempre están peleándose. Mizzi trata un día de de seducir al Dr. Franz Braun, el nuevo marido de su buena amiga Charlotte. Un colega del Dr. Braun, el Dr. Mueller, que está enamorado de Charlotte, ve este flirteo de Mizzi como una buena oportunidad para él, aunque Franz y Charlotte son un matriminio felizmente casado. Por un malentendido, Charlotte piensa que su marido está interesado en la Srta. Hofer, y piede a Mizzi que le mantenga ocupado. Mientras, el profesor Stock comienza a sospechar de su mujer, y contrata a un detective para que la espíe, con la esperanza de obtener pruebas para un divorcio. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Cine mudo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Marriage Circle
Duración
96 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
8
Comedia y erotismo
Film nº 16 de Ernst Lubitsch (1892-1947). Es su segundo trabajo americano, que realiza a la edad de 32. El guión de Paul Bern adapta la comedia "Nur ein traum" (1909), de Lothar Goldschmidt (Lothar Schmidt). Se rueda en los platós de Warner Studios entre octubre y noviembre de 1923. Producido por Lubitsch, se proyecta por primera vez en público, en sesión de preestreno, el 3-II-1924 (EEUU).

La acción tiene lugar en Viena en mayo de 1923. El profesor Josef Stock (Menjou) y su mujer Mizzi (Prevost) forman un matrimonio desilusionado y aburrido por la rutina y la monotonía. El doctor Franz Braun (Blue) y su mujer Charlotte (Vidor) forman una pareja feliz e ilusionada. El socio de Franz, el doctor Gustav Mueller (Hale), está secretamente enamorado de Charlotte.

El film suma comedia de enredo, romance y retrato de costumbres. La obra obtiene un éxito notable. Es el primero de cinco films contratados por Lubitsch con la Warner. Con él da un giro a su modo de hacer comedias: deja de lado las farsas europeas para iniciar la etapa de las comedias americanas, en las que hace uso de sutilezas, ingenio, inteligencia, elegancia y picardía. Mueve al espectador a imaginar lo que la pantalla sugiere, oculta o no muestra. Equívocos, confusiones, sospechas, sueños, falsos supuestos y sobrentendidos, pasan a formar parte fundamental de la relación entre el espectador y la obra. Las sutiles referencias al sexo, las conductas transgresoras de normas convencionales, la prevalencia del valor del deseo sobre la hipocresía social, etc., son fuente de un humor fresco, natural, profundamente humano y muy divertido. El film marca el inicio de las comedias sofisticadas de sutil fondo erótico o "sex comedies".

Con ironía denuncia la moral puritana y convencional de la sociedad americana y pone de manifiesto su visión crítica del matrimonio. Realiza un "remake" en clave musical ocho años después ("Una hora contigo", 1932). En el film tienen una gran importancia los objetos: calcetín roto, cuellos de camisa, cajón de medias, espejo individual, ramo de flores, florero, par de copas, etc. Los objetos cumplen funciones simbólicas, de sugerencia, evocación o explicación. También tienen gran importancia los deseos soñados o imaginados: desencadenan sentimientos e impulsan la acción. Las comedias mudas de Lubitsch demuestran que no necesita ni sonidos, ni palabras, para hacer brillar la genialidad de su ingenio y la elegancia de lo que se ha venido en llamar el “toque Lubitsch”.

El guión desarrolla un relato entretenido, intimista, mordaz e irónico. Presenta una buena definición de caracteres, en especial de los femeninos. Charlotte es inocente y encantadora, Mizzi es coqueta y apasionada. Son notables las interpretaciones de Vidor y Menjou.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
UN DIRECTOR GENIAL Y SU TOQUE DE DISTINCIÓN
En comedias como ésta es inevitable referirse al toque Lubitsch. Ese toque indefinible que el gran director berlinés dejaba en sus películas. Hay quienes lo han comparado con el aroma de un buen vino ó con la inimitable técnica china del soplado del vidrio. Bueno, son ideas, aunque a mi parecer ese famosísimo toque es como un guiño de complicidad dirigido a los espectadores inteligentes.

Allí donde otros necesitarían gags convencionales ó imágenes más ó menos tópicas para lograr la sonrisa del público, Lubitsch necesita unos pocos elementos, pero eso sí, los dispone de tal forma y con tal artesanía que tanto él como nosotros sintonizamos la misma frecuencia. Lubitsch hace cine para espectadores inteligentes y, lo mismo que el uso desarrolla el órgano, el cine del director germano desarrolla nuestro intelecto. Y no me negarán que resulta más atractivo el cine del teutón, toque Lubitsch incluido, que la monótona uniformidad de los sudokus, si de potenciar la mente se trata.

Dos copas de licor que se ofrecen son algo más que dos copas. Lo sabemos bien. Somos cómplices de Lubitsch. Nos guiñó el ojo y lo entendimos. Una cucharilla removiendo un café ó un chocolate tienen su lenguaje subliminal y sobreentendido. El sexo existe. Es etéreo y no lo vemos. Está en el aire. Pero existe. ¿Quién, sin verlo, no sobreentendió el beso de amor?

Lubitsch la consideró su mejor comedia. No es su mejor película y acaso tampoco su comedia maestra, a mi juicio, pero es indudable que estamos ante una obra absolutamente lograda, casi sin palabras, porque si una imagen vale más que mil palabras, si la imagen es de Lubitsch su valor supera la Enciclopedia Británica. Además, en la edición remasterizada, la música está adecuadamente elegida y confiere a la obra un ritmo a veces intimista y a veces trepidante. Y hablando de música y del toque Lubitsch fíjense en la pieza que Mizzi interpreta al piano y las sugerencias que evoca.

Adolphe Menjou, bien. Marie Prevost, desbordando sensualidad, que es de lo que se trata. Monte Blue un tanto desajustado en su papel de galán seductor. Le viene algo grande. Su imagen se ajusta más a la de marido convencional y aburrido. Y por último Florence Vidor espléndida en su rol de esposa aparentemente engañada.

En resumen, buena comedia, donde todo se engrana con delicadeza, sin brusquedades ni cabos sueltos y donde los espectadores somos algo más que eso, por obra y gracia de un director genial y su toque de distinción.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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