El comediante (2021)

Película que plagia (sin la menor gracia, que ese es su mayor pecado, con muy buena imitación de algunos de tics de Ignaitus por un actor que, oh, sorpresa, se le parece bastante) la serie española El Fin de la Comedia de forma totalmente descarada.

Hasta en cierto programa de radio, el propio Ignatius (no en su mejor momento vital y que ya solía antes evitar el enfrentamiento) hablaba con el actor protagonista que afirmaba no haber visto jamás la serie. Improbable. Pero que no la hayan visto guionista, director, director de fotografía, etc... Imposible.

Triste intento de imitar lo inimitable.

*La historia de Gabriel

El comediante tiene como protagonista a Gabriel Nuncio. Un primer detalle en el que reparar es que se llama igual que el actor que lo interpreta. De tal modo que la conexión entre persona y personaje es clara. Parece ser que los elementos autobiográficos existen, pero tampoco son demasiados. En cualquier caso, Gabriel parece llevar sobre sí una nube negra de fatalidad. Frisa los cuarenta años y anda un poco perdido. Su trabajo como humorista, haciendo stand up comedy en un garito, está de capa caída. Trata de convertir un guion de su cosecha en una película sin ningún resultado, y la persona con la que sale tiene ideas paranoicas sobre una confederación galáctica.

El argumento de la película más que mostrarse como una historia lineal, se estructura como una serie de viñetas, de situaciones pintorescas donde se profundiza en los proyectos fallidos de Gabriel. El montaje va dando saltos de una situación a otra, componiendo al personaje y haciéndonos partícipes de sus desventuras. Por si fuera poco el desorden que reina en la vida de Gabriel, su amiga Melissa (Adriana Paz) le propone que le ayude a tener un hijo. Lo que en principio parece una idea ilusionante, aunque poco común, acabará desarrollándose de una forma muy diferente a la prevista.

El personaje de Gabriel es una representación concienzuda de varias cosas. De un lado, está el fracaso. También está la crisis de los cuarenta, la soledad, una resignación (o resistencia, según se mire) continuamente puesta a prueba, y que finalmente será la materia en la que se base la película.

*Un realismo peculiar

El comediante tiene un tono de cotidianidad asentado en una puesta en escena sencilla, austera y sobria. Los brochazos de la vida de Gabriel tienen una perspectiva íntima, recogida, pero mostrados desde una panorámica de una ambigüedad especial. En El comediante es difícil deslindar la comedia del drama. Por cada situación que nos pudiera parecer hilarante, hay detrás una situación incómoda, una pertinaz sensación de fastidio. A Gabriel todo le sale mal; pero rocambolescamente mal. Las sonrisas provienen del patetismo, de tal modo que no sabremos si reír o compadecernos.

Y es que uno de los méritos de la película es que consigue que empaticemos con las tribulaciones de Gabriel. Además, insertados en el metraje hay unos momentos algo surreales, de una leve inspiración experimental que tratan de complementar el mundo interior del protagonista. Temáticamente es interesante también la perspectiva que El comediante tiene de la creación artística.

Una de las metas de Gabriel es llevar a buen puerto un guion que, como no podía ser de otra forma, siente como algo fuertemente personal. Sin embargo, cuando obtiene algún interés de artistas o productores, es solo para que entre todos acaben modificando su obra hasta convertirla en algo irreconocible. En este sentido las menciones a nada menos que Atom Egoyan son una buena muestra del humor sencillo pero kafkiano de El comediante.

*Algunos aspectos de El comediante

El comediante no es una película de extremos. En su faceta cercana a la comedia no utiliza un humor que se sirva de la carcajada; lo que ocurre no son exactamente gags, sino una serie de eventos de un personaje que es como un pez fuera del agua. Del mismo modo, en su faceta más trágica no se sirve de desgracias lacerantes o de situaciones proclives a la lágrima. Hay que ver a la película como una historia de fracasos contados de una forma sobria pero fuera de lo común, para que de esta forma lo insólito nos produzca sensación de humor.

La actuación de Gabriel Nuncio, es reposada, sobria, taciturna. Tiene una sencillez en su desempeño que hace que lo veamos como cercano. Notamos cierto sentimiento de culpa al sonreír ante alguno de sus tropiezos, porque en el fondo deseamos que le vayan bien las cosas. Las actuaciones acompañantes son igualmente sencillas, pero dan a la historia lo que más o menos requiere. A destacar Cassandra Ciangherotti como su eventual pareja, Leyre y a Adriana Paz como su amiga Melissa.

La factura es naturalista, la cámara nos coloca a la altura de la vista de los personajes para sentirnos cercanos. Hay también algunas escenas entre lo onírico y lo cósmico que desentonan algo con el resto, pero tampoco es nada significativo. Al guion le pesa cierta reiteración de ideas, la de Gabriel como sufrido y paciente perdedor, y un remate que dentro de su simbolismo acaba dejando un poco frío. No es una película que se asimile fácilmente desde el primer minuto, hay que andar al paso de la cinta o correremos desincronizados con ella, sufriendo cierto hermetismo. No obstante, encontramos momentos de recompensa por ello.

*Conclusiones

En El comediante es casi imposible apartar la comedia del drama, siendo ambos elementos insustituibles para formar el mosaico de la vida del protagonista. En esencia, es una visión comprensiva y casi encomiástica de los golpes bajos que recibe un perdedor y su perdurable capacidad de aguante. Al menos hasta donde pueda. El tono algo taciturno de la película no pone las cosas fáciles a los espectadores no muy afectos al cine de autor, y resulta algo reiterativa en sus ideas. De todos modos, aunque no es una película redonda, tampoco es una obra desdeñable.

Escrito por Mariano González