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Caiga quien caiga (2018)

Caiga quien caiga
105 min.
4,3
42
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Disponible en:
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Teaser Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Un abogado joven, José Ugaz, es convocado por el gobierno peruano para que investigue y capture a Vladimiro Montesinos, el jefe del servicio de inteligencia del Perú y hombre más importante del gobierno de Alberto Fujimori, quien en medio de un escándalo político ha huido a Panamá para obtener asilo. Ugaz decide asumir los riesgos de este peligroso reto en aras de que se dé un cambio en el Perú. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Política Años 90
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Perú Perú
Título original:
Caiga quien caiga
Duración
105 min.
Guion
Fotografía
Compañías
7
FujiMonte-cinismo: Corrupción en el Perú de los 90
Acudí al pre-estreno con la pretensión de conocer más detalles sobre la corrupción del Gobierno de la época más turbia de la política peruana y de la historia del Perú contemporáneo.

Basada en el libro de José Ugaz, la película cumple con mis expectativas, sin duda alguna. No es una obra maestra, quizá no una gran película, pero al menos sí una buena película, necesaria y recomendable, que nos muestra el inicio de la caída del Gobierno de Alberto Fujimori, la corrupción y la captura de los personajes más oscuros de su Gobierno en esa época, y nos hace conscientes de lo que no debe volver a repetirse.

Con un arranque potente, el director sumerge al espectador en el tema central de la película con facilidad y sencillez, apoyándose en una fina precisión narrativa. Tema que, dicho sea de paso, despierta ya de primeras un gran interés entre la población peruana, sobre todo por la repercusión que tuvieron estos escándalos en torno a la figura de Vladimiro Montesinos, asesor y mano derecha del ex presidente.

El hecho de que muchos de los emplazamientos y lugares que aparecen fueran el escenario donde ocurrieron los hechos reales, dota a la producción de un plus de calidad añadido, la cual goza de un digno trabajo de fotografía de César Fe.

La cantidad de información que el espectador debe ir asimilando para no perder el hilo de la trama no resulta en ningún momento desconcertante ni apabullante; todo lo contrario, se digiere bien, lo cual es, a mi juicio, mérito del director.

Las interpretaciones de los actores son bastante decentes, aunque nada del otro mundo. En especial, la del actor que hace de Vladimiro (Miguel Iza), el cual eclipsa en cierta medida otra decente interpretación como la del otro protagonista de la historia (Eduardo Camino), el fiscal que debe reunir las pruebas para procesar a Vladimiro ante los escándalos de corrupción que se hicieron públicos a través de los famosos "vladivideos", lo que supuso el principio del fin del régimen fujimorista. Sobre estos dos personajes, fundamentalmente, recae el peso de la trama y la interpretación.

Como aspectos negativos, destaco el excesivo uso de las tomas áereas de las localizaciones, las cuales algunas, aun así, no dejan de ser impactantes. También, el hecho de no profundizar más en algunos personajes y algunas de sus relaciones y conexiones, aunque también es verdad que viendo el desarrollo de la trama, en ningún momento se hace necesaria esa profundización. Llegas a la conclusión de que la película no lo necesita. Por lo que hasta en aspectos que pueden ser negativos, encuentro algo positivo.

Pero sobre todo, me quedo con la sensación de que el final de la película te deja con un sabor agridulce, como si sintieras que podían haber sacado más partido a algunas situaciones y como si aún le faltaran muchas cosas por evidenciar. Quizá la película adolece o carece de esa fuerza narrativa y/o interpretativa necesaria para dejarte suficientemente impactado ante lo que ves. Quizá, por tanto, es por eso que el final de la película pudo ser de lo que menos me gustó, pues sientes como si no le hubieran terminado de poner la guinda al pastel.


Reseñas históricas:

En la década de los 90, el Fujimorismo fue configurando un nuevo Perú, dotándolo de un sistema político que ha quedado reflejado e insertado en la sociedad desde entonces hasta el día de hoy, tal y como lo conocemos actualmente. Tras la disolución del Congreso por parte de Alberto Fujimori a inicios de los 90, el nuevo "Congreso Constituyente Democrático" aprobó, desarrolló e implementó una Nueva Constitución profundamente neoliberal, salvajemente capitalista, con particularidades o características que hicieron que el funcionamiento de la estructura institucional, política y económica del Perú cambiara radicalmente, además de las relaciones de poder, entre otras muchas cuestiones. Dicho marco constitucional es el que impera en la actualidad.

Desde entonces, en la sociedad peruana sigue habiendo dos visiones al respecto de aquel Gobierno y del sistema que dejó como legado: Por un lado, los que creen que dichos cambios trajeron más beneficios que perjuicios al país, impulsando un despegue económico que trajo al país prosperidad, creyendo que tales cambios eran necesarios y defendiéndolos como la salida más razonable a los problemas socio-económicos de la época, aun con las fallas que el mismo nuevo orden pudiera presentar. Muchos, incluso, justifican los crímenes de Estado que se cometieron viéndolos como “daños colaterales”, como algo que era inevitable en ese momento pero visto como riesgos que debían asumir; y por otro lado, los que piensan lo contrario... Son aquellos que, muy aparte de la condena feroz y necesaria a las atrocidades cometidas por aquel Gobierno que todos conocemos (matanza de Barrios Altos, La Cantuta, etc.), creen que aquellos cambios supusieron el principio del fin del Estado social, con los consiguientes problemas que de ellos derivaron: destrucción de lo público (vendiendo y liquidando empresas estatales a precio de huevo roto y quitando al Estado competencias en sectores clave para el país), desigualdad social latente y creciente (determinada cada vez más por las deficiencias del sistema), impulso del libre mercado de forma salvaje, con un aluvión de inversión extranjera a gran escala con alfombra roja en cuanto a las exenciones de impuestos, la famosa "liberalización del transporte" (la cual dio origen al comienzo de la pesadilla del caos vial, con el transporte y tráfico que a día de hoy seguimos sufriendo en cuestión de movilidad, y dejando al Estado una vez más sin competencia para el sector), etc, etc. En definitiva, los que creen que aquellos cambios fueron para peor e hicieron a este atormentado pueblo esclavo de un sistema tremendamente injusto con su población y sus derechos.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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