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Somos del jazz (1983)

9
Cuando te apasiona aquello que haces
Cuando lo que haces es lo que te apasiona, cada obstáculo, cada rechazo y frustración, no son más que pruebas que el Universo pone en tu camino para comprobar cuál es realmente tu compromiso, tu vocación y tu voluntad. Si te rindes, ¡perdiste!, fuiste flojo o no era eso lo que realmente anhelabas; pero si persistes una… y otra… y otra vez, es porque sabes muy bien que ese es tu talento y tu ideal; y el propósito entonces es afinarlo, moldearlo y definirlo en su estilo… y cuando menos lo pienses, ¡verás cómo todos los esfuerzos son gratificados! ¡Nada de verdadero valor se consigue en el mundo sin perseverancia!

En los años 20’ -posteriores a la Revolución Bolchevique- Konstantin (Kostya) Ivanov, es un joven estudiante expulsado de la escuela de música por pretender promover el Jazz, un ritmo musical que, por desconocimiento y radicalismo, se censura por provenir de los Estados Unidos de Norteamérica, hecho por el cual se le califica de cultura burguesa. De nada vale que el chico explique que el jazz proviene del blues, ritmo surgido del sector afroamericano más desheredado, pobre y oprimido de aquella nación, y que por lo tanto su origen es popular… pero su salida de la academia no será obstáculo para que se proponga de inmediato conformar una banda de jazz, pues, lo lleva en la sangre y siente que es un arte del pueblo inigualable.

Con su segundo largometraje (el primero fue, “Dobriaki”, 1979), Karen Shakhnazarov -director general de los Estudios Mosfilm desde 1998- logra una encantadora comedia semimusical, con una banda sonora que seguirá resonando en los oídos durante mucho tiempo, y con unos inolvidables personajes que exaltarán la amistad, la solidaridad y la fe en sí mismo.

Una cuidada ambientación nos traslada a aquellos años 20’ cuando la URSS comenzaba a sacudirse los rezagos del zarismo, y personajes de mente abierta y alto nivel cultural se esmerarán por romper el sectarismo y el dogmatismo, inevitable en un cambio tan radical como el que venía teniendo la nación.

Con un guion muy bien escrito por, Aleksandr Borodyansky y Karen Shakhnazarov, <<JAZZMAN>>, consigue irradiar encanto de principio a fin, recreando una serie de jocosas situaciones en que, los miembros de la banda, se las ingenian para avanzar contra las barreras que surgen en el camino y para apoyarse los unos a los otros en sus momentos de desfallecimiento. Queda gratamente plasmado esa suerte de proceso que hay que seguir para triunfar en la vida y uno siente que ha estado ante un puñado de personajes con los que es muy fácil empatizar.

El reparto lo encabezan: Igor Sklyar (Kostya), un joven actor que ya se había hecho conocer en “Gorozhane” (Vladimir Rogovoy, 1976) y que, como pianista y líder de la banda, nos brinda un ejemplar ejercicio de constancia y lealtad. Aleksandr Pankratov-Chyorny, es Stepan (banjo), la suerte de escéptico que, como santo Tomás, necesita ver para creer. Nikolay Averyushkin, hace de Zhura el baterista, un joven cuyo sentido del humor y su espíritu alegre, difícilmente se alteran. Pyotr Shcherbakov, hace de Ivan Bavurin, el saxofonista que llegará de último a la banda y la reforzará con disposición y fidelidad; y entre otros, Elena Tsyplakova es la preciosa Katya, la joven cantante que, con sus encantos, tentará al joven jazzista. Desde el año siguiente (1985), y sin dejar nunca de actuar, ella se lanzaría como directora y tras tener un notable éxito con su primer largometraje, “Kamyshovyy Ray” (1989), tras un segundo filme se dedicaría a dirigir series de televisión.

Titulo para Latinoamérica: <<SOMOS DEL JAZZ>>
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Amistad y swing
Más que interesante película. Los amantes al cine y al jazz no andamos sobrados de buenas pelis, y seguimos esperando a nuevos Tavernier o Eastwood.
Si algo caracteriza su música es la grandeza surgida de las improvisaciones. E improvisaciones son las artes que surgen desde la negativa estatal tan repetida en la historia a ser libres. Da igual si eres negro o ruso atrapado en el comunismo devorador, si la pasión es superior, al arte no hay quien lo pare.

Esta obra rescata de todas sus imperfecciones, momentos solistas de gran altura. Y todos ellos tienen que ver con ese sentimiento que nos permite junto con la Cultura hacer más habitable este mundo, la Amistad.
Amistad surgida de la necesidad y amistad que obliga al final y con alegría a la renuncia.
Merece la pena. Es diferente y tiene mucho swing. No deben perdérsela.
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