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Ahora me llaman Señor Tibbs (1970)

Ahora me llaman Señor Tibbs
108 min.
5,6
408
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Tibbs, un inspector de policía negro, se encarga de la investigación de un asesinato en el que el principal sospechoso es un amigo suyo. Cuando la Comisaría da por zanjado el asunto, él decide seguir indagando por su cuenta. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Drama Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
They Call Me Mister Tibbs!
Duración
108 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
A Dios rogando y con, ejem, dando
Música sincopada y selvática, luces psicodélicas, zooms, oscuros callejones donde se amontona la basura, largas persecuciones por la autopista, asesinos de prostitutas agazapados entre la multitud, predicadores que reparten su tiempo entre el púlpito y el catre, revueltas callejeras en las que jóvenes melenudos reclaman la revolución y roban televisores para verla desde el salón de sus casas, un detective agriado y descreído paseando su asco por las violentas calles de San Francisco: bienvenidos, amigos, al thriller policíaco de los años 70.

A Virgil Tibbs no le sentaban muy bien las calurosas noches de Mississippi, de modo que se enfundó una gabardina como la del teniente Colombo, empaquetó sus pertenencias y se largó a la soleada California. Como es natural, en la decadente Frisco de los hippies con flores en la cabeza y camellos y putas en cada esquina no le falta el trabajo, pero eso, por desgracia, afecta negativamente a su vida familiar: apenas tiene tiempo para su macizorra esposa, su hijo, con 9 o 10 años, está enganchado al rock ácido, el tabaco y la televisión y su hija pequeña se pasa el día haciendo el pino para llamar su atención. Como esos eran tiempos menos remilgados que los nuestros, Tibbs sale al paso de la situación como sólo los padres de la vieja escuela sabían hacerlo: anima a su hija a que haga lo posible para que se le suba la sangre a la cabeza, le arrea un par de guantazos a su hijo y comparte después con él un buen puro y un lingotazo de whisky, y, a falta de revolcones, se pasa la peli dándole unos buenos cachetes en el culo a su media naranja, siempre, eso sí, a la vista de los niños, para que ella y sus hijos tengan bien claro, desde su más tierna infancia, cómo se trata en el hogar de los Tibbs a la mujer de la casa. Ah, qué tiempos aquellos.

Comparado con lo que tiene en casa, el problema de Tibbs cuando ha de resolver el asesinato de una pelandusca cuyos tres principales sospechosos se esconden, ahí es nada, tras los asquerosos y siniestros caretos de Martin Landau, Anthony Zerbe y Ed Asner parece un juego de niños. Es más, viendo la pachorra con la que va, pasito a pasito, andando el argumento hacia un final clamorosamente cantado, no descartaría que la historia la hubieran urdido los pequeños Tibbs en pleno colocón para matar de aburrimiento a los espectadores y acabar con la carrera de su padre, que pasaría así más tiempo con ellos. La cosa les salió bien a medias: la peli es una desganada y convencional intriga que no puede competir, ni de lejos, con productos parecidos como “Bullitt” o “Harry el sucio”, pero ello no impidió que su padre repitiera una vez más su papel al año siguiente. Tal vez su error fue incluir unas escenas inolvidables que helarán la sangre en las venas a los fans de “Lou Grant” que queden en el mundo: Ed Asner con un erecto tupé de un palmo de altura (un macarra, un hortera) huyendo a toda hostia por la carretera. Ahí va, sólo por eso, un punto extra para esta peli.
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16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La puta, el predicador y el incrédulo
Virgil Tibbs vuelve a la carga después de su oscarizada ‘En el calor de la noche’. En esta ocasión, deberá resolver el asesinato de una prostituta. Un misterio por resolver en el corazón de San Francisco.

La pieza está compuesta por el hombre que encuentra el cadáver, el portero del edificio. Un mafioso de tres al cuarto, dueño de la finca y amante de la muerta. Un íntimo amigo de Tibbs, el predicador Sharpe, también amante de la muerta. La policía, encargada de la investigación. Y Tibbs, cómo no, quien llevará a cabo una investigación paralela para probar la inocencia de su gran amigo el predicador.

‘Ahora me llaman Señor Tibbs’ no alcanza, ni mucho menos, el nivel de su predecesora. El desafío entre Poitier y Landau, el comprobar si su gran amigo es inocente o no, te mantiene en vilo. Sin embargo, no acaba de llegarte del todo. Uno no acaba carcomiéndose por dentro viendo el clarecer del misterio. Le falta un poco de salsa a la intriga. Además, hay cierto empacho de conflicto familiar en el hogar del Sr Tibbs que acaba minando el conjunto del film. Pese a todo, recomendable entretenimiento.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
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