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El proceso de Burgos (1979)

El proceso de Burgos
134 min.
6,8
452
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Sinopsis
Documental sobre el consejo de guerra celebrado como consecuencia del asesinato de Melitón Manzanas, comisario de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, en un atentado perpetrado por la ETA el 2 de agosto de 1968. La película incluye una serie de entrevistas y testimonios de los encarcelados y encausados en ese consejo de guerra. A raíz del del atentado, se proclamó en Guipúzcoa el estado de excepción y fueron detenidas cientos de personas. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Terrorismo ETA
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ España España
Título original:
El proceso de Burgos
Duración
134 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
1979: Festival de San Sebastián: Mejor película española
10
Excelente
Este documental es excelente y, paradójicamente, prácticamente desconocido. Ya que en el cine español no abundan precisamente películas que traten el conflicto vasco con cierta equidistancia -como numerosas y muy buenas lo hacen con el conflicto norirlandés- salvo, quizá, "La fuga de Segovia", por lo menos tenemos este olvidado y "secuestrado" documental compuesto de entrevistas a los encausados, con testimonios impagables. Se trata de un momento de efervescencia comunista en ETA y algunos participantes dan buena cuenta de ello. Es interesante completar su visionado con el reportaje de la ETB "Burgosko Prozesua" donde, treinta años después, se valora el Proceso de Burgos, y ubicar así el antes y el ahora de cada cual. Imprescindible.
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23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Una fuente histórica
Hubo una época en que Imanol Uribe se acercó con su cámara a la izquierda “abertzale” de forma más bien cómplice. Fue la época de esta película y la de la “Fuga de Segovia”. A partir de “La muerte de Mikel”, ya integrado en la industria del cine nacional, comienza su distanciamiento, el cual no ha hecho más que pronunciarse a lo largo de los años. Uribe manifestó en algún momento que él no estaba comprometido con la izquierda abertzale en los años de “El proceso de Burgos”; es más que él aterrizó en el contexto político del País Vasco y Navarra como “un marciano” y que quiso hacer algo con la inocencia y la estupidez del que no sabe dónde está. Recordemos que Uribe nació en América y que muy joven marchó a Madrid a estudiar, por lo que la realidad vasca le alcanzaba un tanto indirectamente. Bien, pues con esa inocencia política (dejemos aparte lo de la estupidez, pues creo que no procede en Uribe), se enfrentó no sólo al proceso de Burgos, sino a la compleja problemática que vivían el País Vasco, Navarra y el resto de España en los años setenta. Claro es que esa “inocencia” le llevó a Uribe a aceptar sin rechistar la visión unívoca del nacionalismo más extremista de izquierdas, acallando otras voces de ETA menos proclives a las tesis vasquistas y más interesadas en el socialismo. Así, la película comienza con una clase magistral de Francisco Letamendia sobre la interpretación del surgimiento de la izquierda abertzale que sienta cátedra y que parece ser aceptada por el propio relato. A partir de la imposición de ese punto de vista, todos los testimonios posteriores de los protagonistas del proceso parecen circular por esas vías, aunque sabemos que a la altura de 1979 ETA y la izquierda extremista vasca se habían roto en varios pedazos (ahí están frente a las cámaras Mario Onaindía y Jon Mari Bandrés, por ejemplo) y esas tesis Letamendianas parecían ya no ser tan válidas, si es que alguna vez lo fueron. Así, en esta cinta política, el principal defecto precisamente es el discurso político asumido: ETA y la izquierda “abertzale” como motores únicos de la lucha antifranquista en Euskadi; ETA y el nacionalismo radical de izquierdas como catalizadores de la movilización, como aglutinadores exclusivos del pueblo vasco contra la tiranía franquista. Así, como buen nacionalismo, se arroga la representación de toda una sociedad, de toda su lucha contra una opresión supuestamente foránea. Algo que, cualquier lector crítico de la Historia de España sabe que es más que discutible.
Por otro lado, a este documental no cabe negarle el mérito de ser un testimonio histórico, una fuente histórica diría yo, de primer orden. El relato de sus protagonistas es muy importante (aunque se echa de menos la visión procedente de otros ámbitos políticos), y la grabación que se conserva de la jornada en que el juicio “se rompe”, impagable. La labor de Uribe, sin embargo, se limita a llevar a cabo con eficacia y con un ritmo de tensión creciente un esquema clásico de documental basado en testimonios orales, una buena e inteligente manera de comenzar una carrera cinematográfica. Lo demás depende casi absolutamente de la importancia del hecho histórico y de los testimonios de los protagonistas. Yo diría que, sin ser una obra maestra del documental, es una cinta que se ve bien, a pesar de su duración, y por supuesto imprescindible para todo aquel interesado en la Historia reciente de nuestro país.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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