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La garra del gato (El instrumento político) (1934)

La garra del gato (El instrumento político)
102 min.
6,8
193
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Harold Lloyd da vida a Ezekiel, el hijo de un misionero que ha vivido toda su vida en China, rodeado de buenos cuidados, e imbuido de la práctica religiosa y la sabiduría oriental. Pero cuando marcha a Estados Unidos, en busca de una buena chica con la que casarse, se encuentra una ciudad donde reinan la corrupción y las intrigas. Cuando llega, están a punto de celebrarse las elecciones a la alcaldía, perfectamente amañadas para que gane el de siempre. Pero, cuando el candidato, un hombre de paja, muere, creen que el ingenuo Ezekiel es el sustituto perfecto. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Política
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Cat's-Paw
Duración
102 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
HAROLD SE PONE SERIO
Cinco años antes de que Capra abordara la cuestión en su clásico "Caballero sin espada", esta película, la antepenúltima que protagonizó el gran cómico Harold Lloyd, presentaba un argumento similar; al igual que ocurre con Jefferson Smith en la película de Capra, este Ezekiel es un personaje inocentón y bienintencionado que servirá de pelele para poderosos y corruptos, que dominan el ayuntamiento de su ciudad natal.

A pesar de que la cinta tiene un evidente carácter satírico y maneja códigos propios de la comedia, puede afirmarse que esta es la primera ocasión en que Harold Lloyd abandona su forma habitual de entender el humor en el cine. Sus obras precedentes, ya sonoras, conservaban aún las características propias del cine cómico mudo, siendo en ellas fundamentales los gags visuales, mientras que el guión se mantenía en segundo plano, simplemente acompañando la acción. En "La garra del gato" el guión, sin ser ninguna maravilla, tiene ya una importancia y centralidad decisivas, y los gags visuales han desaparecido. En conjunto, el filme se sigue con facilidad y agrado, destacando el buen hacer de una amplia galería de secundarios (que oscurecen la labor del propio Lloyd), así como la ingeniosa concepción de algunas secuencias, como la del arresto masivo de hampones y corruptos de la ciudad.

Por tanto, con esta cinta, Harold Lloyd entraba definitivamente en la modernidad cinematográfica, que sin embargo, y al igual que a otros colegas, no le sentaría demasiado bien. Es algo que puede deducirse de esta misma película; desprovisto de sus gags trepidantes, acrobáticos y delirantes, Lloyd se convierte en un actor corriente, con capacidades limitadas, y aunque la película sea buena, sus posibilidades de lucimiento, de hacer aquello en lo que era realmente magnífico, habían terminado. Por suerte para Harold, su enorme fortuna (ningún actor ganó mas que él durante los años veinte) le permitió vivir cómodamente de las rentas, en un mundo sonoro en el que sus persecuciones, carreras y escaladas, eran ya historia, material para filmotecas.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Táctica salomónica para acabar con la corrupción política
¡Esta película es toda una sorpresa! Primero, porque saca a la luz la fuente de la que se sustrajo la idea para ese brillante filme de 1939, “Caballero sin Espada” que dirigiera Frank Capra, donde la fábula de Lloyd se convertiría en algo profundo y realista. En segundo lugar, porque hace efectiva una loca pero sedienta idea que tuve, hace exactamente 20 años, y que un periódico de mi ciudad publicó con el título “Fórmula salomónica para acabar con la corrupción”. La idea proponía meter a todos los políticos a la cárcel, y luego de investigarlos, soltar a los pocos que quedaran limpios. Lloyd me acaba de corroborar que la idea puede materializarse… pero cinematográficamente. Finalmente, complace ver a Harold Lloyd haciendo un filme político –más que una comedia- en el que demuestra su inconformidad con los corruptos que están desangrando a los EEUU de los años 30. ¡Qué horror!, ¡La historia sigue girando en círculo!

¿Por qué “la garra del gato”? Imagino que es una metáfora para comparar al imprevisible Ezekiel Cobb con los suaves y tiernos gatitos, que cuando sacan sus garras hay que tenerles respeto. ”Líbrame Señor de las aguas mansas, que de las turbulentas me libro yo”, reza el refrán que ratifica que no puede subestimarse a nadie porque, con frecuencia, las apariencias engañan. Son las paradojas de la vida: los mansos son a veces los más temibles, los más callados son con frecuencia los más sabios, y los que parecen tontos de pronto sorprenden con su avispamiento. Como el tipo aquel que, con cara de idiota, entraba siempre en un bar a pedir una moneda. Los tipos que frecuentaban el lugar aprendieron a gozárselo porque le daban a escoger entre dos monedas de diferente valor y el “tonto” siempre escogía la de menor cuantía. Alguien, queriendo ayudar al “tonto”, trató de explicarle un día sobre el valor de las monedas, pero el “tonto” lo interrumpió y le dijo: “Eso ya lo sé, pero si escojo las que valen más, no volverán a divertirse y dejarán de darme las monedas”.

Ezekiel Cobb es hijo de un misionero que lleva varias décadas sirviendo en China, y como el muchacho está ya mayorcito, es enviado a su tierra natal (los EEUU) para que consiga esposa y regrese con ánimos de perpetuar la tarea de su padre. Al llegar a su lugar de destino, pronto resulta envuelto en una estratagema política donde se le usa para que sirva como candidato a la alcaldía, pues necesitan a un aspirante que No tenga opción alguna de ganar.

Todo parece funcionar para los politicastros del pueblo, hasta que las actitudes de nuestro Ezekiel, liadas a la sabiduría del poeta Ling Po (Li Po 701-762), lo van poniendo en una senda inesperada que a todos, y hasta a él mismo, terminan sorprendiendo. ¡Nunca olvides que el destino a veces se juega sus cartas!

“LA GARRA DEL GATO” provoca mesuradas satisfacciones, pero tiene sentido y reclama algo con lo que todos soñamos: Una clase política que sepa de dignidad.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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