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Una cierta verdad (2008)

Una cierta verdad
136 min.
6,5
335
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Escena (Catalán)
Sinopsis
Durante el periodo de casi dos años, las vidas de cinco personajes se entrecruzan en el entorno del servicio de salud mental de un Hospital. Los cinco han visto o verán severamente alteradas sus capacidades de comprender y percibir la realidad; perdiendo todo aquello que conforma su propia identidad. Siguiendo la estela de estas historias íntimas, la película nos muestra, a través de un viaje emocional, la búsqueda de un resquicio de luz en el enigmático universo de la esquizofrenia. Como en una novela de intriga, "Una cierta verdad", ópera prima de Abel García Roure (ayudante de dirección en "En construcción", "El cielo gira" y "La leyenda del tiempo", entre otras), revela la historia humana que se oculta detrás de todo proceso de trastorno mental. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Enfermedad
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ España España
Título original:
Una cierta verdad
Duración
136 min.
Guion
Compañías
Premios
2008: Festival de Valladolid - Seminci: Nominada a la Espiga de Oro
6
LA ENFERMEDAD MENTAL EXISTE
Documental realizado en la unidad de salud mental del hospital de Sabadell. Detalla el seguimiento realizado por médicos y asistentes sociales en su atención a los enfermos, mediante entrevistas en la consulta y en el domicilio del paciente.
El director logra una gran naturalidad por parte de todos los protagonistas, destacando entre todos el asistente social del caso principal. Abel García consigue transmitir la excelente labor realizada por los profesionales y, en especial, las generosas dosis de paciencia y respeto de que hacen uso en su trato hacia el enfermo.
Entre los casos expuestos destaca el de Javier, paciente que muestra con total sinceridad sus opiniones, lo cual es desgraciadamente un síntoma muy claro de su patología. Cualquier persona común, enfrentada a la cámara, intentaría ocultar los aspectos más negativos de su personalidad. Javier no. Él es transparente y dice lo que piensa.
Los momentos más dramáticos se viven en las exposiciones de aquellos que son conscientes de su enfermedad, los más cercanos a la curación. Se hace un nudo en la garganta al escuchar el momento en que se presentaron los primeros síntomas y mayor aún, al reconocer las limitaciones que ello supuso para sus proyectadas ilusiones. Cuando nos hacen partícipes de su terror a ser estigmatizados, la incomunicación a que se ven sometidos fuera del ámbito del propio hospital o su íntimo miedo a vivir para sufrir una nueva crisis.
La cinta transcurre a partir de la entrada de un enfermo por la unidad de urgencias. Al finalizar, unos contarán con el alta hospitalaria para regresar a su domicilio mientras otros quedarán pendientes de un nuevo internamiento. En el camino, vivimos la involución de una enfermedad que transforma un discurso seductor en molesto. Los planos finales de Javier son especialmente dolorosos y provocan el deseo impotente de ayudarlo.
Como colofón, la excelente realización evidencia el efecto de la medicación en el físico de todos los pacientes, haciendo patente que el propio tratamiento que pretende la curación, los señala ante la sociedad.
Buen cine documental es “Una cierta verdad” porque informa de una realidad poco conocida y sabe profundizar en ella, mostrando las virtudes y enfermedades de unos y otros. Y, fundamentalmente, porque provoca la atención del espectador, animándole a aportar su granito de arena en tan interesante cuestión.
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
YA CUERDOS DE BATAS BLANCAS YA SUPUESTAMENTE LOCOS: ANSIAMOS SALVACIÓN
Destaco por su interés este documental sobre dos bandos muy bien delimitados y a priori "diferentes" (por un lado los "cuerdos", "los que se supone que saben", "doctos revestidos-sacralizados con batas blancas"; y por la otra parte los "locos", "los que sus opiniones no cuentan", los seglares ante esta especie de "clero" que son los psiquiatras, psicólogos y toda su corte de programados) y sin embargo si uno sigue detenidamente la filmación hay momentos en que ve a los componentes de ambos bandos exponer parecidas retahílas, tics, fantasmerías, prejuicios y absolutizaciones de verdades, dando la impresión que tanto unos como otros están igual de cuerdos o de locos.

Podemos observar como el supuesto esquizofrénico Javier es tratado por la psiquiatra de acento argentino como si fuese un niño o un ancianito, es decir como a un disminuido, lo cual a mi si estuviese en su lugar de paciente me molestaría mucho, y esta médica además de tratar a su interlocutor como si creyera que éste es un "tonto", le intenta convencer de que tiene que seguir tomándose unos medicamentos que Javier afirma que le sientan mal. Entonces llega un instante en que Javier, demostrando que de tonto al menos no tiene un pelo, le contesta con calma y reflexivamente pero a la par con valentía: que ella, como médica que es, debería tomar también las pastillas que le está mandando tomar, para que experimente así los efectos secundarios que provocan y que no quiere comprender que él está padeciendo.

También hay otra escena donde José Manuel, el terapeuta que va a platicar con Javier a su casa, y que intenta por todos los medios convencerle para que voluntariamente vaya e ingrese por unos días al Centro hospitalario de Salud Mental, Parc Taulí de Sabadell (un manicomio en sentido contemporáneo del siglo XXI), dándole como razón para esto que dicho hospital es un taller y Javier un coche que necesita reparación, a lo cual Javier le contesta que es que él no confía en ese taller de repaciones al menos para su vehículo o cuerpo, dado que le medicamentan con peligrosas drogas farmacéuticas que él siente le dejan atontado y le hacen daño a su ADN. Y contraataca con sabiduría: "¿A la relamida médica Severino, la revisáis? ¿Revisáis a los psiquiatras, todos ellos tan obsesionados y alucinados en su propia verborrea?" (cf.)

¡Vamos que Javier, aunque da muestras de padecer cierto grado de esquizofrenia, sobre todo cuando habla de comunicaciones que recibe de los minerales, a la hora de cuestionar y discernir sobre sí mismo y cómo los psiquiatras lo están tratando en plan de conejillo de indias, lo hace con muy buenas y serias argumentaciones que en modo alguno pueden ser consideradas divagaciones de loco!
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
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