Jóvenes pistoleros de Texas (1962)

Western americano de muy baja calidad. Las actuaciones son pésimas y la historia transcurre siempre por el mismo sitio, sin avanzar. Diálogos vistos 1000 veces antes, sin chicha.

En el western, este tipo de películas yankees de bajo calibre se me atragantan bastante. Prefiero el spaghetti western.

Es aburrida, no la recomiendo.

La industria cinematográfica trabajaba sin parar en la década de los 50 y comienzos de los 60 para llenar los cines del mundo entero, a menudo con sesiones de tres películas. Se producían cintas a destajo, los westerns salían como churros y algunos verdaderamente lo eran. "Los jóvenes pistoleros" es uno de ellos.
Trama rutinaria del joven Tayler Duane (Conway) que busca a su hermano que al parecer ha cometido un robo y acaba cayendo en un pueblo donde enseguida hace amigos y enemigos. Entre los primeros Jeff Shelby (McCrea) y Morgan Coe (Mitchum), este último enamorado de Lily Glendenning (Ladd) cuyo padre se opone al noviazgo utilizando para ello a sus esbirros entre los que se cuenta Charly (Wills).
¿Les suenan los apellidos? Pues han acertado, se trata de los hijos de Joel McCrea, Robert Mitchung, Alan Ladd y Chill Wills. Lamentablemente, por lo que vemos en la cinta, en este caso de casta no les viene a los galgos.
Pésimo guion con un matrimonio a las primeras de cambio celebrado sobre la marcha ... y sobre las monturas, pues el suegro anda tras ellos. Por delante van otros ladrones y para que no falte de nada unos indios mescaleros que también andan por allí.
Pésima realización, la cinta carece de ritmo, no hay tensión dramática, personajes planos, sin profundidad. Indios patéticos y tiroteos todavía más patéticos.
Únicamente se salva el predicador, Sam Shelby (Wills), que aunque carece de estudios teológicos le sobra sentido común, "La barbacoa de la iglesia es como el cielo, todos son bienvenidos pero hay que hacer méritos", y sentido de la justicia, "Nunca se pregunta a un dólar de dónde viene. -Pero sí al que lo posee".
Western de relleno para tardes domingueras de barrio con público muy poco exigente. No lo recomendamos, si acaso a los interesados en conocer la saga de apellidos míticos del género como los Mitchum, McCrea, Ladd o Wills.