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El sendero de la muerte (1951)

El sendero de la muerte
78 min.
4,1
72
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Escena (INGLÉS)
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Sinopsis
El oficial de la caballería Dempster trata de reparar el daño realizado a los indios Navajos por un desalmado criminal llamado Vaughn. (FILMAFFINITY)
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Slaughter Trail
Duración
78 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
4
La balada del pequeño ruiseñor
Involuntario western caricaturesco, que bien podría haber funcionado como excelente parodia, si no fuera porque decide tomarse a sí misma en serio consiguiendo así un retrato que nuestros incrédulos ojos y oídos, van a percibir como un fiasco.

Una sonora, alegre, fuerte y pegadiza balada musical arranca el relato y es el hilo conductor del argumento que, en su inicio, acompañada por el regular golpeteo de unos cascos de caballos lanzados a todo galope y en total armonía con los compases rítmicos de la canción, ya muestran, como overtura perfecta, los derroteros por los que va a transcurrir este western- comedia- musical, que parece hecho a mayor gloria de su intérprete cantor, Terry Gilkyson, un apreciable cantante folk que aquí nos lo vamos a comer hasta en la sopa y nos va a hartar, a pesar de sus indudables dotes musicales las cuales, bajo otras circunstancias, podríamos incluso llegar a disfrutar
.
El argumento es sencillo y llevadero, sin complicaciones, que sus intérpretes principales manejan con soltura pero a las que hay que sumar las evidentes incomodidades a las que conducen a los secundarios, obligándoles a parodiarse a sí mismos, en exagerado e infantil ejercicio con Devine a la cabeza, en su humorístico papel habitual, elevando a la enésima potencia sus famosos y chirríantes gallos, si la habéis visto en la versión doblada.

Gig Young tampoco parece encontrarse a gusto en su papel de malísimo. El tonto guion ha querido infantilizar la historia al máximo para, en absoluta falta de originalidad, otorgarle la risa de malote, a la que sólo le faltan los rayos y los truenos, que lo identificará.

Pero lo peor viene, para todos ellos, cuando se ven obligados a hacer de acompañamiento musical en las repetitivas y machaconas actuaciones de nuestro pájaro cantor que abruman toda la película.
Ver a estos aguerridos soldados del ejército, balanceando, su cabeza y su cuerpo, con beatífico rostro sonriente, al rítmico son de los compases del cantante, me retrotrajo inmediatamente a aquellos simpáticos muñequitos de Barrio Sésamo que aderezaban con canciones rítmicas nuestro aprendizaje vital.

Una guerra con los indios, como colofón final, es posible que nos reconcilie con este film donde, comprendiendo su bajísimo presupuesto, podemos pasarlo en grande distrayéndonos en adivinar a qué imágenes de archivo pertenecen los insertos con los que reciclan la película, jugando a ver si el tiro del soldado del fuerte, está bien sincronizado con la caída del indio correspondiente de la otra película.

Gran reparto pero extraña, infantil y peculiar película.Que ustedes se lo pasen bien. Las risas están garantizadas o sea que tan mala no es.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Cantando bajo las balas.
Curioso western musical inundado de canciones en medio de una lluvia de balas. Tiene además una banda sonora que repite continuamente una tonada pegadiza y persistente.
Arranca y concluye con una diligencia, asaltada al comienzo y con una triste despedida al final.
En medio más carreras con la diligencia, bailes de guerra de los indios navajos, baile de salón en el fuerte, ataques de los indios y abundantes cabalgadas
Pésimo guion y solo regular realización, casi más atenta a las canciones que a la trama.
A lo lejos parece entreverse algo de Ford: diligencia con indios, ponche en los bailes de la Caballería, preocupación por el paisaje, incluso la misma presencia de Andy Devine en el papel del sargento Macintosh con su peculiar habla gimoteante y su sentido del humor que concede al farol la jugada más alta del póquer..
Escasa preocupación por los personajes, salvo Lorabella Larkin (Grey), el más interesante de todos con diferencia. Pasa de compinche y enamorada del jefe de los ladrones, Ike Vaughn (Young), "Más agallas que cerebro", a cautivar al capitán del fuerte, Dempster (Donlevy), "¿Has perdido el juicio Lorabella? -No, el gusto".
Cinta modesta con un color muy deficiente y sobrada de canciones, pero que conserva el encanto del viejo cine de pueblo.
Aprobadillo. No apta para paladares muy selectos.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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