Milagros y Remedios (C) (2016)

Resulta sorprendente que una empresa del nivel de Gas Natural Fenosa se ponga a soltar dinero para hacer realidad tamaño despropósito. Sangra los ojos ver la inversión técnica, la contratación de Rossy de Palma o del eficiente Borja Cobeaga defender un guion tan insulso y previsible. ¿Borja no era guionista? ¿Para qué le encargan arrastrar con este marrón firmado por Sánchez Arévalo y un tal Curro -atención al mensaje subliminal lanzado a todos los miembros del equipo- Novallas. El cine español está lleno de gente talentosa que necesita estas oportunidades y no regalarle la pasta a unos cuantos acomodados que no pueden hacer el trabajo con más desidia y desgana como puede comprobarse en este engendro. Por favor, un poquito de respeto, que la comedia es una cosa muy seria.

Hay veces que una brillante idea no basta para recorrer el trayecto de una buena película porque se requiere un guión adecuado que atempere los impulsos, que matice los registros y que proporcione control al contexto.
Algo de esto falla cuando en pantalla se presenta un proyecto exagerado -más en su desarrollo que en lo conceptual- y cuando se tiene la sensación de que los ámbitos de narración resultan dispares o poco homogéneos.
Eso sucede también cuando lo anecdótico quiere jugar a ser protagonista.