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Pamplinas y los fantasmas (C) (1921)

Pamplinas y los fantasmas (C)
21 min.
6,8
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Cortometraje completo (MUDO con intertítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Buster Keaton es un empleado de banco, siempre servicial con sus clientes, especialmente si se trata de bellas damiselas. Después de montar un lío de los gordos con los billetes y un potente pegamento, irá a parar a una casa supuestamente encantada, aunque en realidad todo consiste en la treta de una banda de ladrones. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Casas encantadas Cine mudo Cortometraje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Haunted House
Duración
21 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
8
Buster en la Casa Encantada.
01/01(01/01/21) Muy divertida comedia muda del siempre genial Buster Keaton, en este caso protagoniza y dirige junto a Edward F. Clyne (tiene un pequeño papel como cliente del banco), el binomio también guioniza. Cortometraje que cumple cien años de su estreno (30/Enero/1921) tan fresco como entonces, con un humor disparatado, con momentos de gran brillantez, en un desarrollo trepidante de principio a fin. Ello en una combinación de recursos humorísticos exuberantes, desde el más puro y genuino slapstick, pasando por el de los intertítulos, el de equívocos, el de terror, el de golpes y acrobacias, o el negro en su rush final. Sin ser el mejor (tiene obras cumbres del género) de Buster, si es regocijante y te deja una sonrisa de oreja a oreja con su fin. 21 minutos claramente partidos en dos, donde la primera parte está centrada en el banco donde trabaja Buster, teniendo jocosos momentos, como cuando una cliente pide dinero en efectivo a Buster, este le dice que la caja aun no puede abrir por tener temporizador y aun no es la hora, y ella le hace una carantoña y él despliega un ingenioso modo de abrir la caja. Teniendo su clímax este bloque en el extendido gag del pegamento en los billetes (por accidente) que provoca una cascada de situaciones enrevesadas (quizás extendiendo de más el chiste), con elementos que entran en juego como el agua caliente, o unas tijeras. Pero donde el minutaje cobra vigor es en el tramo en la ‘casa encantada’, donde van a parar por casualidad, Buster huyendo de la policía, una compañía de teatro que representaba “Fausto” y unos ladrones que pretenden hacer pasar la vivienda como embrujada (qué más da que el encuentro entre todos estos resulte entre poco y nada creíble), con gadgets, en la escalera, con fantasmas y esqueletos pululando para infundir miedo a cualquiera que entre allí. Entonces la coreografía sinérgica, las persecuciones, las caídas, golpetazos, sustos, caen en tropel cargado de imaginación puesta al servicio de las risas, con segmentos donde los surrealista se da la mano con lo onírico, donde Buster en primera instancia está atemorizado por los espíritus con sábanas, o con ese Mefistófeles de “Fausto”.

Keaton interpreta a un cajero en un banco exitoso. Sin que él lo sepa, el gerente del banco (Joe Roberts) y su pandilla están planeando realizar un robo y esconderse en una casa vieja que han preparado con trampas explosivas y efectos para que parezca estar encantada. Después de un percance esa tarde con Keaton recibiendo pegamento por todo el dinero y por él mismo, casi frustra el robo de la pandilla, pero cuando el dueño del banco entra y ve a Keaton armado con un arma, asume que fue él quien trató de robarlo. Keaton huye y se refugia en la vieja casa; sin embargo, un grupo de actores de una producción teatral también se encuentran en la casa y están vestidos con sus disfraces aterradores (fantasmas, esqueletos, etc.), lo que hace que Keaton y la banda de ladrones crean que la casa en realidad está encantada.

Dentro del tsunami de humor destacó por singular varios momentos: Uno es cuando en la calle corriendo Buster se acerca rápido a la cámara y al llegar de lleno a ella debe dar un ‘volantazo’ para darse un golpe contra ella, especie de ruptura de la cuarta pared, ya escenificada por Keaton en el corto del año anterior “One Week”, donde la protagonista estaba en una bañera y cuando iba a salir una mano aparece de la nada y tapa el objetivo; Toda la cinta aunque se juega con la fantasía es en realidad todo fruto de unos villanos que quieren confundir y asustar, no hay nada sobrenatural, excepto en una escena que no tiene relevancia en la trama, pero rompe con lo racional visto hasta entonces. Me refiero cuando vemos a dos tipos vestidos de esqueletos que montan un maniquí, por último colocan la cabeza, y de pronto el maniquí se convierte en humano y comienza a andar, desconcertante; Y por último está cuando Buster cae vahído tras un golpe y vemos que inicia una travesía por unas escaleras mecánicas al Cielo, pero allí Dios le impide el paso y hace tirando de una palanca de las escaleras un tobogán (mordaza igual a la de la casa), y entonces Buster cae al Infierno. Ello con un humor oscuro pocas veces visto seguramente hasta entonces.

Se le puede achacar que con la condición de inexpresivo ‘cara de palo’ de Buster queda restringido el humor al no haber rostro de susto o miedo del protagonista, todo se circunscribe a correr y saltar de un lado a otro, que lo hace de modo espléndido, pero resta su icónico perfil; Asimismo el papel de Virginia Fox (actriz fetiche de Buster Keaton) está sub desarrollado, se nota una percha romántica bastante débil orgánicamente.
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