Una herencia de miedo (1953)

Dos grandes amigos, Larry y Myron, perseguidos por una banda de gánsteres, deciden ayudar a la bella Mary. Por lo tanto, la acompañarán en su viaje a una isla de la Habana en busca del secreto que se esconde en un viejo castillo heredado por Mary.
George Marshall, excelente director de comedias (también destacó en otros géneros) no desaprovecha al excelente dúo Martin-Lewis y nos ofrece una película entretenida y divertida. En sus roles de siempre -Dean como cantante guaperas y Jerry como tierno patoso- nos ofrecen lo que esperamos de ellos aunque Lewis se lleva la palma, esta vez con menos gags pero con dos imitaciones fabulosas (en especial la del muñeco del ventrílocuo). La primera parte de la película llena de ritmo y situaciones rocambolescas es todo un acierto y, precede a una seguna parte (curiosamente la del castillo) más pausada y 'seria'. La breve aparición de la hermosísima Dorothy Malone hace que la echemos de menos el resto de la película. ¡Caramba! ¿Y quién no?

No es una de las mejores muestras de este género del dúo Dean Martin y Jerry Lewis, pero Dean Martin actúa y canta y hay musicales divertidos. Jerry Lewis se pasa un poco en su típico papel de persona desastrada y super acelerada. Pero eran una de las parejas humorísticas del momento, allá en su país, y ofrecían lo que se esperaba de ellos.

De hecho al final sale otra pareja de altos vuelos como Bob Hope y Bing Crosby para dar una réplica a la película que entonces, y allí cruzando el charco, era fácil de entender: La competencia atacando. Dean Martin, junto con Frank Sinatra y Bing Crosby, eran números uno en la época. Bob Hope fue un aclamado actor humorístico y Bing Crosby alternaba el drama con el humor y la canción, ya que tuvo una voz impresionante. Ambos salían con Dorothy Lamour, en Morena y peligrosa (1947). Eran actores que se alternaban y tenían entre ellos un buen rollo y un pique sano que divertía a la gente.

El inicio de esta película es claramente de ambiente de cine negro y además contando con la encantadora Lizabeth Scott que tan buen resultado daba en ese género. Daba buen resultado en cualquier sitio y aquí no podía ser menos. El cine negro era uno de los mejores recursos para el despegue de este tipo de películas de humor que alternaban tonterías con música pachanguera muy del gusto para pasarlo bien.