Cuatro noches de boda (1969)

Como todas las películas de historias cortas, que en este caso se van intercalando y avanzando a la par, las hay buenas, y malillas, pero ninguna deja de ser simpática. La primera, la de Concha Velasco y Alfredo Landa en una pareja sin poco gancho, en plan de recien casados vírgenes que han de recurrir a un manual de sexo para su primera noche juntos ( hoy en día lo cómico sería que hubiese una pareja así). Otra historia, la más cómica aunque sea la más sencilla, es la de Mariano Ozores que pasa la primera noche de la luna de miel en un tren y no para de ... La tercera, la más tierna, la de la pareja de viaje de luna de miel en sus bodas de plata, y que tanto echan de menos a sus hijos que deciden volver. De la cuarta sinceramente no me acuerdo el argumento, con lo cual intuyo que muy buena no podía ser.

Buen recurso para terminar la película: Cada historia concluye con una carta o un telegrama.

Comedia española típica con más buena intención que acierto. La gracia de la propuesta está en representar cuatro modelos de parejas el día de su boda, y lo más importante, la consiguiente noche. Para ser exactos más bien serían tres y una que veinte años más tarde deciden tomarse esa luna de miel que entonces nunca tuvieron. Podríamos decir que son los maduros, interpretados por Eduardo Fajardo y Luchy Soto; los inocentones, por Concha Velasco y Alfredo Landa; el Don Juan y la pija decente, por Antonio Ozores y Patricia Nigel; y la otra, a la que los amigos/socios del trabajo dan la lata, con Manolo Codeso y Marisol Ayuso.

Es curioso que cada uno de ellas viene representada por un color en su vestimenta o decoración: azul, rojo, marrón-amarillo y verde. Ahora bien, aunque tiene algunos diálogos simpáticos, incluso algunas escenas pueden hacerte gracia, el conjunto aparece poco trabajado, la mayor parte del tiempo resulta entre un poco aparatoso y empalagoso. Evidentemente, unas duplas tiene más chispa que otras aunque al final con lo que te quedas es con algunos gestos de Antonio Ozores y su palomita con visos de leona, que sinceramente es la trama que mejor se mantiene. Muy mona ella, encima con esas botas altísimas de color... pues de cual van a ser, marrón.