La huella del crimen: El crimen del Capitán Sánchez (TV) (1985)

Ambientada en la España de principios del siglo XX, Aranda nos sumerge en un relato gris y decadente, amargo y destructivo, carente de bondades, tanto que el director se relame constantemente con situaciones cuasi macabras.

Las interpretaciones de sus dos principales protagonistas son la hostia. Victoria Abril y Fernando Guillén sobresalen en unas actuaciones que bordan el magisterio.

El resultado final se traduce en un documento tan arriesgado e incomprendido en su momento como digno e incluso de culto después de pasados treinta años.

Ante el pelotón de fusilamiento el verbo se torna esquivo, la voluntad más firme puede resentirse y, en el colmo de las contradicciones, hasta el aleteo de la miseria personal puede cobrar apariencia de distinción.
Aunque de forma efímera.
El mundo es un lugar sórdido y hostil, sus asechanzas aguardan agazapadas, la maldad anida en cada esquina pero la pantalla de cine -o de televisión- es permeable a cualquier sugerencia.

Bajo guión de A. del Amo, V. Aranda describe con precisión caracteres psicológicos, situaciones complejas, ambientes mezquinos y, gracias a su influjo, F. Guillén y V. Abril vierten sobre el celuloide un palmario modelo de solvencia cinematográfica.