Joy (2018)

Contada de manera casi documental, sin florituras ni música añadida aparte de la que escuchan los personajes y evitando todos los efectismos posibles (que podrían ser muchos) logra que conozcamos de primera mano cómo funcionan el tráfico de mujeres subsaharianas para introducirlas en redes de prostitución en Europa, coaccionadas mediante engaños o a través de vudú en sus países de origen, causando un problema humanitario de difícil solución.
Buenas actuaciones.

Joy es una mirada fría de la prostitución y la trata de personas de mujeres nigerianas que son llevadas a Austria en la búsqueda por un futuro mejor.

La cinta se desarrolla sobre la base de las diversas historias de vida contadas por las actrices que la protagonizan. Mujeres víctimas del abuso y que fueron controladas por las Madames, mujeres que lamentablemente pasaron por lo mismo y que luego de “saldar sus deudas” deciden ganarse la vida de esta manera.

Un retrato triste y frío a través de los ojos de sus protagonistas en la que nos cuenta la problemática de la trata de personas que se da en Europa y que también se produce en diversas partes del mundo, en el que casi nunca se llega a un final prometedor.