After This Our Exile (2006)

Dejando atrás gran parte de lo que fue nuestro, no porque pese demasiado, sino porque allá donde vamos no hemos de necesitarlo. De hecho, podríamos prescindir hasta de nuestra ropa, si no fuera indecoroso; también de nuestra memoria, si no fuese tan cobarde; incluso de nuestra familia, si no tuviera vida propia, y decidiera por sí misma seguirnos a todas partes.

No hay responsabilidad alguna en tener un hijo, lo irresponsable y suicida sería no tenerlo y condenar al ego a la extinción pura y absoluta. Tenemos derecho a amarlo, a ignorarlo, a tratar de escapar. No somos imprescindibles, esenciales, ni siquiera importantes. Sin embargo, se espera de nosotros una fidelidad que nos esclaviza, nos anula y nos desvirtúa.

Si queremos correr, debemos detenernos. Si ansiamos un trago, debemos compartirlo. Si necesitamos gritar, debemos hacerlo en silencio.

Estoy perdido, desorientado, harto. Tú puedes hacer lo que quieras, así sea odiarme o borrar mi nombre de tu memoria, pero si persistes en no separarte de mi lado, has de saber que eso es decisión tuya. Sé un hombre. Y acarrea con las consecuencias.

Ah, y deja que me hunda donde quiera.

Tiene mucho valor que ante un relato complicado donde tan fácil y tan común es caer en el sentimentalismo, la artificialidad y el miserabilismo, todas las decisiones que se tomen aquí en lo formal y en lo narrativo sean siempre las más correctas y las más sensibles hasta el punto de que dé un poco de vergüenza compararla con cualquiera de las películas parecidas que por falta de esfuerzo, determinación y perspectiva caen en todos los vicios que esta muy sabiamente esquiva.

Es además el retrato incisivo, gris y complejo de un abusador/manipulador peligroso, el tipo de sujeto dolorosamente común que destruye de manera implacable las vidas de todas las personas a las que cree querer vistiendo el abuso y la violencia de victimismo y falta de atención, prometiendo cada día que mañana cambiará y todo será distinto perpetuando con ello una angustiosa y retorcida falsa esperanza en quienes tienen la desgracia de todavía creer en él, que continúan convencidos y engañados con la promesa del cambio hasta que es demasiado tarde para escapar de ahí.