arrow

Siberia, Monamour (2011)

Siberia, Monamour
105 min.
6,8
184
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Trailer (RUSO)
Sinopsis
Trata sobre un abuelo y su nieto, perdidos en el fin del mundo de una Siberia deshumanizada, y rodeados de ladrones sin escrúpulos y perros salvajes, en mitad del crudo invierno ruso y prácticamente sin víveres para subsistir. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Rusia Rusia
Título original:
Sibir, Monamur (Siberia, Monamour)
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2011: Cinema Jove: Luna de Valencia Mejor Largometraje
9
Es posible buscar vida en otros planetas, más cerca
En pocas palabras, es imposible transmitir más realidad sobre esta película que con este argumento: “Trata sobre un abuelo y su nieto, perdidos en el fin del mundo de una Siberia deshumanizada, y rodeados de ladrones sin escrúpulos y perros salvajes, en mitad del crudo invierno ruso y prácticamente sin víveres para subsistir”
A todos a quien he leído este argumento, su reacción ha sido automática “quita, quita, eso no lo veo yo ni muerto…!!!”
La he visto. Y la verdad es que resulta muy complicado explicar que con un paisaje absolutamente idílico como la taiga siberiana, con un niño pelirrojo inocente maravilloso y con un desarrollo de relaciones absolutamente admirable, en mayor o menor grado, ocurre lo descrito en el argumento, causando tal desarraigo antes de siquiera verla.
Una de mis conclusiones al verla ha sido pensar en la carrera espacial. Me choca que los países nos gastemos miles de millones de dólares o euros, para intentar descubrir otros mundos, otros planetas, otra vida, cuando…viendo esta película te das cuenta que la taiga siberiana, es otro mundo, es otro “planeta” y es otra vida, cogida con un hilo finísimo al mínimo resto de civilización.
La película es brutal. Pero ojo, sin verse una gota de sangre. Es verdad que hay un paisaje desolador. Es verdad que las relaciones son intensísimas para la escasez de ellas que muestra. Es verdad que hay perros salvajes que atacan. Y también es verdad que hay humanos, deshumanizados.
Pero, la película muestra toda esta crueldad, con una historia muy bien hilada, con una belleza cinematográfica fantástica, con unas interpretaciones de primer nivel, y con un desarrollo de sentimientos desgarradores, que a veces te hacen dudar si son peores los perros salvajes o los humanos.
La película se lleva bien. Las escenas duras, están bien situadas y en ningún momento son desagradables, si bien, si lo son bellas de ver y digerir.
Por momentos recuerda a Derzu Uzala, la obra maestra del cine ruso. Y personalmente, viéndola me ha venido a la cabeza “Cannis” un corto español que vi en la Seminci de Valladolid, que tengo mis dudas sino se inspiró en esta película que veo que es anterior, para desarrollar su idea.
Interesantísima.
[Leer más +]
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Hombres perros, perros hombres
Siberia, Monamour es la segunda película de Vyacheslav Ross, conocido como Slava Ross. Ganadora del Premio “Descubrimiento del año”, otorgado por la Academia Rusa de las Artes y Ciencias Cinematográficas en los Nika Award del 2012. Una película que versa sobre la naturaleza humana y el alma rusa propuesta por Gógol, Tolstói, o Dostoyevski (que bien puede aplicarse a todos aquellos lugares en donde se sobrevive, olvidados de la “mirada de dios”, y aún con fe en el prójimo). Un viejo y devoto ermitaño, un niño atrapado en un pozo, un capitán del ejército destruido por la guerra y ladrones, cual perros ferales, acechando en la taiga siberiana. Son algunos de los personajes de los cuales se sirve Slava Ross para estructurar un filme constituido de eventos dramáticos, cada cual más desmesurado y trágico que el anterior.

Sobrevivientes de un clima hostil durante una época aún más hostil. En el centro de la película encontramos a Leshia, un niño de 7 años que vive bajo el cuidado de su devoto, estricto y solitario abuelo; aburrido de la monotonía y autosuficiente, espera junto a su fiel compañero (un husky siberiano a medio domesticar) el regreso de su padre, quien partió a la guerra hace mucho. Aún consciente de la cruda realidad, Leshia no deja de ser un niño, imaginativo y lleno de esperanza, no en el dios de su abuelo, sino en la vida misma. Junto a ellos está el tío Yura, preocupado los visita y proporciona suministros, en contra del tempestuoso clima, de los perros que han devorado a más de un hombre, y de la desaprobación de su esposa. Paralelamente, en otra historia, observamos a un veterano de la guerra de Chechenia y a un joven recluta, enviados al pueblo Monamour por una prostituta para su disoluto y cruel comandante. El uno cansado y derrotado, el otro aún idealista. Juntos encontrarán en dicha prostituta un sentido de la vida, finalmente no todo es destrucción y muerte, también pueden proteger a alguien.

Ross aumenta la tensión conforme crecen las relaciones humanas (quebradas, torpes, adustas) hasta unificar las dos historias, no sin antes (y después), propugnar al espiritualismo más secular y la fe en la humanidad, a medida que hombres y animales se atacan implacablemente en un escenario en donde la locura, el hambre y el asesinato, son latentes amenazas. Una serena batalla entre la brutalidad y la salvación.

Un filme diferente con un final diferente. Con menos acción de lo que el trailer sugiere y plegado de clichés rusos melodramáticos y sin embargo, frío. Nunca deja de ser frío (la violencia es tan común que poco impresiona a nuestros personajes), apuntando hacia un final para nuestros huérfanos y parias de lo más surrealista. Un retrato no sólo humano, sino de una Rusia confusa y vapuleada, de una colonización que recordemos, no fue impulsada por la economía o su densidad poblacional, sino por circunstancias de huida.

A pesar de algunas carencias técnicas, la fotografía es excepcional, consiguiendo generar una atmósfera naturalista a través de sus paisajes helados y otoñales, así como desolada gracias a la decadencia de sus interiores y la caracterización de sus personajes silenciosos y de gestos estoicos ante la adversidad. También debo destacar su poca contundencia en los papeles protagónicos (esto suele ser negativo en el cine, aquí no tanto): el niño y su abuelo son los protagonistas, pero Ross se distrae (reduciendo intensidad en la historia principal ) con sus otros personajes, barajando más situaciones, quizá con el afán de reforzar su mensaje, y con ello, minimizando un poco el efecto emocional que podría causar en el espectador. No obstante, no deja de ser una buena opción del cine ruso más representativo.

Más reseñas en:
https://teatro-vandrian.blogspot.mx
[Leer más +]
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Siberia, Monamour
Fichas más visitadas