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Nuestro hombre de Milán (1972)

Nuestro hombre de Milán
95 min.
6,2
196
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Sinopsis
Dos sicarios son enviados desde Nueva York a Milán para cargarse a un delincuente de poca monta que se ha quedado con una importante partida de heroina, cuando llegan a Italia nada es lo que parece... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Crimen Mafia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
La mala ordina
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Alemania del Oeste (RFA);
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6
El chulo.
Partiendo de una mera anécdota, en realidad un equívoco, Fernando Di Leo monta una historia caracterizada por la violencia, el frenesí y el absurdo. Y es que cuando en un lujoso despacho de Nueva York un poderoso "hombre de negocios" pronuncia el nombre de Luca Canali ante dos sicarios, aún estamos lejos de suponer la tormenta que se desencadenará a continuación.

Di Leo, como ya hiciera en "Milán, calibre 9" (en mi opinión superior a esta), logra una curiosa y llamativa mezcla entre lo lujoso y lo cutre, extremos bien representados por el "padrino" Don Vito y por el propio Canali, en realidad un vulgar chulo. No solo los personajes están marcados por estas diferencias, sino también los ambientes, que igualmente oscilan entre lo hortera y lo elegante, siendo este conjunto de contrastes uno de los aspectos más logrados del filme. Cabe lamentar que el guión no resulte siempre muy atinado, empobreciendo las posibilidades que proporcionaban los dos asesinos, que de tener mucho protagonismo inicial pasan a diluirse en demasía hasta el tramo final. Igualmente, algunas reacciones y actitudes de Canali resultan poco convincentes, especialmente si tenemos en cuenta que el argumento nos lo muestra constantemente perseguido por la tragedia, pues todos sus allegados pagan por él.

Pero lo cierto es que cuando la acción se desata y Canali, ciego de ira y sed de venganza, da rienda suelta a su furia, golpea, dispara, reparte cabezazos y persigue implacablemente, la película resulta un torbellino de ritmo y energía de lo más entretenido y estimulante; es además muy acertado el retrato de Canali como una bestia que, acorralada, se vuelve infinitamente más peligrosa. El retrato de la violencia es duro, seco y sin concesiones, pero también en ella se aprecia una diferencia según quienes la ejercen; así, los asesinos americanos son fríos profesionales, y los lacayos de Don Vito, pese a resultar más "de andar por casa", responden a la misma lógica (cumplir órdenes, hacer el trabajo, etc). Sin embargo, la violencia de Canali es barriobajera pero más auténtica, más "sentida", en tanto en cuanto lucha por su vida y por venganza.

Rodada con un estilo nervioso, en el que la cámara se mueve constantemente y los planos son cortos, resultan también abundantes los ángulos heterodoxos, forzando así los puntos de vista, y algunos zooms muy setenteros. Las interpretaciones son desiguales; muy bien Adorf, haciendo gala de su versatilidad, y también Adolfo Celi, encarnando a Don Vito Tressoldi, a los que cabe sumar varios secundarios que ejemplifican muy bien los ambientes que el director trata de subrayar. Por el contrario, la contribución estadounidense resulta más pobre, especialmente en el caso del excesivamente hierático y soso Woody Strode.

Con todo, un enérgico y recomendable filme de género que logra lo que se propone, resultando siempre entretenido.
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El furor de la venganza
Segunda entrega de la trilogía del Milieu, Nuestro hombre de Milán es un violentísimo thriller con un trío de excepción, bregado en el tema: el siempre entusiasta Mario Adorf, Henry Silva, convenientemente untuoso y siniestro, y Woody Strode, con pelo y todo. Siendo todos muy malos, por encima están los que mandan, Adolfo Celi, que siempre parece tomarse a chacota sus papeles, y el gran Cyril Cusack en una breve aparición. Al fondo, siempre presente, Milán, donde da la impresión de que hay tiroteos a todas horas del día. La búsqueda de un cargamento de heroína "extraviado", que los dos asesinos a sueldo llegados de USA quieren encontrar a toda costa, dará curiosos resultados... Fernando Di Leo se desempeña con energía y vitalidad en este relato surgido de la pluma de Scerbanenco, que deriva de nuevo en un grande finale de tragedia griega. Hay un problema con las chicas: Femi Benussi se dedica a su especialidad, enseñar, pero Sylva Koscina y Luciana Paluzzi se me antojan infrautilizadas, además de aparecer demacradas y ajaditas. Trovajoli, un compositor veterano y muy hábil, demuestra que no sólo era un genio a la hora de componer para comedias, y sale muy bien librado del envite. Para amantes del poliziesco y del thriller en general, como ya apunté en el caso de Milán, calibre 9.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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