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El cantor de jazz (1952)

El cantor de jazz
107 min.
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1952: Nominada al Oscar: Mejor banda sonora (Musical)
7
Ama y respeta a tus padres… pero ¡sigue tu camino!
Desde 1945, la productora Warner Bros., venía pensando en hacer un remake de, “The Jazz Singer”, aquel notable filme, de 1927, con el que había tenido el privilegio de lanzar el Cine Sonoro; pero, diferentes obstáculos se interponían en el proceso. En 1950, el fallecimiento del cantante protagonista de aquella película, Al Jolson, lo puso a sonar de nuevo, mientras sus discos volvían a venderse por montones y, la Warner, no tardó en poner en marcha los hilos que hicieran efectivo el remake que tanto deseaban.

Michael Curtiz, realizador comúnmente exitoso con los musicales -y quien acababa de ingresar a las arcas de la productora más de un millón de dólares por, “I'll See You in My Dreams”-, fue llamado para dirigir y se le dio libertad plena para escoger a los protagonistas. Aquí, quiero mencionar una cualidad que aprecio muchísimo en este director: A, Curtiz, poco le preocupaban los actores de renombre, él buscaba carisma antes que otra cosa, identificación con el personaje; ansiaba ver en el actor la imagen que él, al leer el guion, se había hecho de su personalidad; y le daba lo mismo si, el actor o la actriz, eran apuestos o rostros del común, si estaban ya curtidos en el cine o apenas soñaban con un glorioso debut.

Fue este el motivo para que, en muchos de sus filmes, “Black Fury”, “Captain Blood”, “Four Daughters”, “Romance on the High Seas”… asignara roles protagónicos o de notable importancia, a actores noveles o todavía desconocidos. Esto mismo ocurrió con, <<EL CANTOR DE JAZZ>>. Curtiz se inclinó de nuevo por Danny Thomas, cantante-comediante que ya él había hecho triunfar en, “I'll See You in My Dreams” y, ante la negativa de, Doris Day, de repetir con él, en un club nocturno, Curtiz encontró a Peggy Lee, una atractiva compositora que apenas había aparecido, como cantante invitada, en unas tres películas.

Este remake me gusta. Thomas y Lee, logran dos semblanzas bastante parecidas a nosotros los seres comunes; cantan y divierten con apreciable talento; y un buen paquete de lindas canciones complementan esa historia del joven que lucha por defender sus sueños contra los imperativos tradicionalistas de su padre. Esto es, seguramente, lo que hace imperecedera esta obra, escrita para el teatro por Samson Raphaelson, que ya va por su tercera versión cinematográfica y que siempre será actual mientras haya padres que crean que deben gobernar a sus hijos con mano dominante e imperativa, y no con una actitud generosa y liberadora como debe ser.

En cambio, el rol de la madre –impecablemente representada por, Mildred Dunnock- resulta ejemplarizante, pues, enaltece un rol asumido con ternura, equidad, paciencia inquebrantable y un claro sentido de independencia para el hijo.

Título para Latinoamérica: <<EL CANTANTE DE JAZZ>>
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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