Amantes (1968)

Una trotamundos, Julia, esconde un secreto, se embarca en una aventura de 10 días con Valerio perdidos por Italia.

La pretenciosidad lacrimógena es inversamente proporcional a la química de sus protagonistas.

Dramatismo pornografico. Sobreactuada y forzada. De Sica desalmado. Conflictos de impacto sin reflexión ni rebeldía. El doblaje al italiano no ayuda. Distante, fría y condenadamente impersonal. Fallida en demasía.

Amantes es un correcto drama romántico de Vittorio De Sica. Corrían los años de Romeo y Julieta, y más tarde se estrenaría Love story. Con un argumento similar a esta última, podría catalogarse a Amantes como su precursora. Desconozco si Arthur Hiller, director de la americana, vio o no Amantes, toda vez que De Sica gozaba de gran estima en USA. Pero ciñéndonos a Amantes, diremos que es un drama de dos personajes que se quieren, que se necesitan, que pertenecen a estratos sociales diferentes, pero que, a pesar de ello, se quieren, se aman, se necesitan.

Hay un secreto, más que spoiler, que condiciona la trama. Con calzador. Pero en una película romántica cuándo no va a poder aparecer el sentimiento trágico del amor. Lo condiciona todo y el interés ahí disminuye, porque hasta entonces sigues con interés los encuentros de Marcelo Mastroianni y de Faye Dunaway, porque la película, más para su distribución internacional que por otra cosa (la MGM de por medio) se rodó en inglés.

Y eso es todo, será sí, será no, se quieren, pero siempre hay algo que lo estropea todo: una palabra, un malentendido, o el gran secreto. Quizá el tono sepia que adopta la película, un poco demodé, algo caduco vista hoy, perjudica a Amantes. Claro que el tener a esos dos actores como transmisores de sentimientos humanos compensa cualquier pérdida del encanto de los dos enamorados.