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La felicidad de Asia (1966)

La felicidad de Asia
93 min.
6,8
51
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Sinopsis
Una joven llamada Asia Klyachina, decide sobrellevar su embarazo sin preocuparse demasiado por el padre, que no parece interesado en reconocer a su hijo. Otros hombres, y uno en especial, se sienten atraídos por ella, pero la joven no demuestra interés alguno por ninguno. Entre tanto, la vida de la aldea transcurre entre el trabajo cotidiano, la ocasional alegría, y las luchas que se presentan a diario entre los campesinos... La versión integral del filme sólo se pudo estrenar en la Unión Soviética en 1987. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Histórico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Unión Soviética (URSS) Unión Soviética (URSS)
Título original:
Istoria Asi Klyachinoy
Duración
93 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
8
Fe, esperanza y amor
“Fe, esperanza y amor, son las cosas que los hombres no perderemos jamás. Fe en que la vida será mejor. Esperanza en que tendremos la fortaleza necesaria, y en que sino la tenemos, los hijos y nietos ayudarán. Y amor, no sólo por nuestra tierra, sino por toda la nación”.

Estas palabras del anciano Fiodor, resumen de buena manera los sentimientos con los que actúa y se desplaza por la vida la gente de aquella aldea rusa que, con alegría, solidaridad y perseverancia, lucha constantemente y bendice cada día, pues, cada mañana trae para ellos camaradería, trabajo seguro, unión familiar, nuevas expectativas, cantos salidos del alma, una que otra decepción o frustración amorosa… y alguna calamidad de aquellas inevitables.

Andrei Konchalovsky rinde honor a su tierra, hace un incondicional y optimista encomio de la gente campesina y descubre la felicidad que suele darse entre aquellos que sin duda carecen de muchas cosas, pero que cuentan con esos efluvios interiores que hacen la vida llevadera y a ratos bastante amable.

Pareciera que el nuevo régimen todavía no se ha acordado de ellos y todo sigue como si vivieran en la tierra que el tiempo olvidó, pero ellos aún aman a su país, valoran a sus líderes, y todavía conservan la esperanza de que vendrán tiempos mejores, mientras siguen luchando por la sobrevivencia con el beneficio de la unidad y del respeto entre sus propios semejantes.

Entremezclando a actores profesionales con campesinos y obreros de aquella aldea, Konchalovsky consigue un filme de tintes documentales donde, el asunto dramático, es la vida de una atractiva joven llamada Asia Klyachinoy quien se encuentra en embarazo, y aunque presenta una malformación congénita en una de sus piernas, sigue siendo apetecida por los hombres, y uno de ellos ansía casarse con ella dispuesto a asumir a la criatura que, el verdadero padre, no parece querer reconocer.

Cuando estaba lista para su exhibición, “LA FELICIDAD DE ASIA” fue rechazada por el gobierno soviético por considerar que no daba cuenta de los progresos alcanzados por el nuevo régimen, y el filme sólo pudo restaurarse y exhibirse veinte años después (1987), momento en el que fue presentado en el Festival Nacional de Cine de la URSS, donde se alzó con el primer premio.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Censura y bonhomía en el koljós
La obra maldita de Andrei Konchalovsky sostiene un espejo de dos caras: en una refleja una supuesta sociedad de campesinos conformes con su vida, afables y esperanzados. Gente sencilla dispuesta al sacrificio sin grandes ambiciones más que amar y trabajar la tierra en la Arcadia socialista en la viven. Pero esa bonhomía no es la que refleja la otra cara. La de la censura soviética. Pese al primero de los reflejos del azogue, la sociedad totalitaria emerge en el otro lado de la realidad fuera del cine, la de la vida real: no fue hasta la llegada de los deshielos de la Glasnot que el filme pudo ser exhibido en su totalidad al gran público.

A la belleza visual, documental, objetiva y descarnada de la película se opone la fealdad y contundencia de la censura. La vida real se impone, superpone, a la magia del cinemascope y desmiente a Konchalovsky. Los idealizados koljoses, tan mitificados por el Realismo Socialista tienen una cara que es muy fea. La exaltación de lo ordinario, lo humilde, lo obrero y lo campesino al final no agrada a una nomenkaltura que detesta la exhibición tradicional de la clase alta considerada decadente. Pero parece no gustarles tampoco la decadencia de la vida llana mostrada por una cámara impúdica y sin tapujos a veces salpicada del sudor de los campesinos y nunca presta a adulcorar dureza.

Por eso se impone la censura, la cual muestra más que lo que pretende ocultar. Con una cámara, ojo avizor que escudriña historias mínimas de granjeros que no son actores, Konchalovsky hilvana una realidad que poco a poco va revelando un argumento tan local como universal: un triángulo amoroso envuelto en historia de amores reales con gente tan real como el contrahecho jefe de la granja, babushkas rezadoras, señoras gordas que cantan, gitanos que tocan el acordeón, festines que celebran la cosecha. Y es esa cotidianeidad la que al final agrada al espectador y molesta a los apparatchik.

La plasticidad pictórica de la cinta se aleja, así, de todo artificio para crear belleza, y por eso es que seduce, y por eso es que molesta. Porque un mundo embrutecido y salvaje no encaja nunca en el paradigma de un imperio del mal, totalitario, signado por lo más oscuro del Gulag.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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