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Samurai Wolf II (1967)

Samurai Wolf II
72 min.
6,3
49
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Película completa (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Okaminosuke se cruza con un grupo de samuráis que portan unos prisioneros encerrados. Entre los condenados reconoce a un hombre muy parecido a como lo fue su padre antes de morir, por lo que decide protegerlo de los asaltantes y más tarde ayudarle a escapar. Con ese gesto desencadena una sucesión de intentos de venganza que terminan con el enfrentamiento del ronin liberado y su antiguo clan, con el protagonista en medio. Secuela de Samurai Wolf I, chambara rodado en 1966 por el propio Hideo Gosha. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Aventuras Drama Japón feudal Samuráis Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Kiba okaminosuke jigoku giri (Samurai Wolf II)
Duración
72 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
La espada del lobo II: La montaña del oro
Continúan las aventuras por esos desiertos plagados de nobles indeseables, ronin oportunistas, furcias traidoras y otras tantas amenazas más.
Un samurái sin señor debe adaptarse a la vida del vagabundo y del peligro, como nuestro héroe, Okaminosuke.

Si en una década explotó con ahínco el fenómeno del "chambara" más brutal, áspero y desmitificador, apadrinado por el "Yojimbo" de Akira Kurosawa, esa fue la de los '60, donde multitud de nuevos guerreros, todos, o casi todos ellos completamente desligados de las clases altas y algunos defendiendo a los oprimidos que sufrían injustos castigos, poblaron la pantalla en películas que no hacían por ocultar su condición "exploitation". Mientras Zatoichi llegaba con su 13.ª y 14.ª aventura y Kyoshiro Nemuri con la 7.ª y la 8.ª, otro ronin aterrizó con furia para animar el cotarro: Kiba Okaminosuke.
Interpretado con vitalidad y mucho humor por la incipiente estrella Isao Natsuyagi, este guerrero deambulante salido de la costilla de Sanjuro (una costilla que ha dado para mucho...) surgió de una idea de Hideo Gosha, quien incansable seguía su saga de samuráis (a excepción del interesante "thriller" "noir" "Gohiki no Shinshi") con la intención de rodar dos films para Toei prácticamente al mismo tiempo, y quizás destinados a estrenarse en programas de sesión doble. El éxito de aquella primera parte, dado sobre todo por las habilidades del cineasta tras la cámara más que por la historia (heredada y prácticamente plagiada de "Yojimbo"), dio pie a concluir el díptico apenas un año después.

Pareciera que estamos ante el segundo episodio de una serie que jamás llegó a rodarse (Gosha llevaba muy dentro las técnicas de los directores de televisión), pues esta segunda entrega empieza igual que su predecesora, con el ronin gritando y lanzándose katana en mano hacia nosotros. Nos hallamos de nuevo a comienzos de la era Ansei (al igual que en "Sword of the Beast"), convulsa por culpa de la llegada del comodoro Matthew Perry a territorio japonés; el cineasta abre la película con una dura secuencia donde deja impresa su destreza para tratar la puesta en escena.
Una muchacha está a punto de ser violada en un molino por tres malnacidos cuando entra en escena Kiba para salvarla; recordando sus "Tres Samuráis fuera de la Ley" Gosha vuelve a desarrollar la violencia y la acción en un espacio reducido durante este prólogo antes de comenzar realmente la aventura, con una caravana de condenados a muerte rumbo a Arakawa y con la que se tropieza el ronin (que al parecer está en todas partes en el momento más oportuno...). Si los reflejos y las superficies de proyección siempre han significado mucho para Gosha aquí se nos presenta de manera literal al parecerse uno de los condenados, llamado Magobe, al padre del protagonista, quien se verá de repente conmovido por ello.

Gosha y sus guionistas dan un paso adelante dejando que conozcamos el pasado de su antihéroe; a partir de aquí dos tramas se abren en paralelo, sin saber que volverán a unirse en el futuro por los actos de los personajes: la primera corresponde a la deuda de Kiba con Magobe, una deuda que viene del pasado, cuando fue testigo impotente del asesinato de su padre, ayudándole así a escapar. En ella Magobe es el protagonista, y su objetivo es matar a Jinroku, quien le traicionó tras obligarle a matar a uno de los oficiales encargado de vigilar una montaña en cuya mina se halla una gran cantidad de oro.
Mientras se recupera el tono aventuresco y la mina de oro de "Sword of the Beast", la segunda historia se refiere al honor del samurái al enfrentarse Kiba con Kazama, maestro de los tres hombres que al principio se abalanzaban contra la indefensa chica (para más inri la hija de Jinroku, llamada Oteru, interesante y curioso personaje que eleva la carga dramática); aquí se ponen en contraste ambos mundos, el de la codicia, la venganza, la mentira y el oportunismo, que impulsan a los personajes (todos ellos asesinos y ladrones) y el del coraje y la honestidad por encima de todo. Kiba y Kazama representan estos valores.

Mientras conduce los acontecimientos hacia un clímax absolutamente brutal, el director vuelve a hacer gala de su increíble dominio de la acción, la composición del movimiento y la escenografía, aumentando la tensión en cada secuencia de combate al recurrir a veces, como en anteriores títulos, al "slow motion" (que también usa en otros momentos logrando un cautivador efecto, casi onírico), y finalizando éstas con grandes explosiones de salvajismo y sangre. Como de costumbre hay un trío de féminas, en este caso dos iguales (Oren y Otatsu, sibilinas, mentirosas, rameras), y Oteru, único atisbo de pureza entre tanta maldad, suciedad y mezquindad.
Pero si algo destaca es el gusto de Gosha por la influencia recogida del "spaghetti western" del momento, ya presente en "Samurai Wolf", y que contagia al estilo, la técnica (repentinos "zooms" incluidos), la grotesca descripción de personajes y la banda sonora. Junto a Ko Nishimura, Yuko Kusunoki, Ichiro Nakatani, Seizo Fukumoto, la increíble Rumiko Fuji y otros actores que ya aparecían en la primera parte, está un enérgico Isao Natsuyagi que explota mejor su faceta dramática además de erigirse como el modelo perfecto del ronin benévolo, desinteresado y honorable, separándose así de muchos de sus coetáneos (al igual que ocurre en la misma película).

Zatoichi continuó sus andanzas, Kyoshiro también, y surgirían de paso otros samuráis vagabundos y contestatarios, pero Kiba acabaría aquí, en esta aventura que resulta más elaborada, emocionante y gratificante que la primera.
Concluye así una etapa para Gosha y comienza otra, mucho más perfeccionista y profunda, inaugurada por "Goyokin".
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