El barco fantasma (1952)

Lo primero que hay que decir de " Ghost Ship" es que, pese a lo que pueda sugerir su título, no es una película de terror o, al menos, tal como se entiende hoy en día el género. No debe confundirse con el thriller de misterio "The Ghost Ship" (Mark Robson, 1943), ni con la moderna de 2002 del mismo título con la que no tiene ninguna relación ni se considera una versión nueva

No todas las películas/historias de fantasmas han tenido por objetivo a lo largo de la historia del cine dar miedo o generar un sinfín de sustos. Este modesto film británico de bajo presupuesto tiene pocos sustos e incluso carece de una atmósfera genuinamente "fantasmal", sino que va creando una sensación de inquietud a menudo que avanza su corta duración. Conceptualmente, parece tener como objetivo establecer un enfoque racionalista de los fenómenos sobrenaturales. Es casi documental en su tono visual y anecdótica en su estructura dramática. El cine de terror británico en los días previos a los éxitos de la productora Hammer tendía a ser bastante discreto, y esta película no es una excepción. Es una historia de fantasmas en el sentido clásico, que enlaza con este tipo de narraciones en la literatura anterior al siglo XX.

Hoy en día, a los fantasmas no se les permite hacer nada tan anticuado como simplemente acechar un lugar: tienen que destripar a las personas, llevarlas al suicidio o arrastrarlas a través de un portal al infierno. El fantasma de "Ghost Ship" es silencioso y apenas visible, es el tipo de espíritu inquieto que encuentras en la literatura victoriana, uno que se niega a permanecer en silencio hasta que se corrijan las circunstancias de su muerte. En ese sentido esta modesta película de serie B tiene el encanto y la inocencia de algo anticuado que hoy en día sería impensable realizar y, a pesar de no ser un film destacable, se deja ver con agrado y resulta entretenida.

El elenco está correcto con los protagonistas Dermot Walsh y Hazel Court como pareja en el film y en la vida real. Pero la verdadera estrella de la película es "Cyclops", el hermoso yate de vapor en el centro de la historia. Como era de esperar, el yate era propiedad del escritor y director Vernon Sewell y los exteriores se rodaron en el Canal de la Mancha.