Thermae Romae Novae (Serie de TV) (2022)

Hay trenes que sólo pasan una vez en la vida, y parecía que ‘Thermae Romae Novae‘ iba a ser uno de ellos. Atención al argumento: Un arquitecto romano descubre un túnel del tiempo en unas termas, siendo transportado al Japón de la actualidad. Por supuesto, aprovechará los conocimientos arquitectónicos adquiridos en cada regreso a su Roma natal, logrando la fama que siempre ha deseado. ¿Cómo resistirse a algo así? Lo sé, imposible, y por eso me he embarcado en esta extraña aventura, con la esperanza de pasar un rato tan desternillante como desenfadado, pero no ha podido ser. ¿Cuál es el problema? Pues que se toma muy en serio a sí misma, y mira que el punto de partida invitaba a todo lo contrario, pero la autora del manga no está para mucha fiesta…

Es imposible defender la animación, ya que es bastante pobre y torpe en no pocos momentos (atención a los escenarios o las multitudes), algo de lo que suele hacer gala Netflix en sus propuestas animadas. ¿Por qué ponen tan poco esmero y dedicación en este tipo de producciones? Entiendo que no confíen demasiado, a pesar de apostar por ellas en primera instancia, pero la verdad es que la serie no luce bien, con una animación arcaica y que parece digna de la década de los 80, siendo generosos.

Curiosamente, el primer episodio es el peor, hasta el punto de que casi abandono el barco antes de tiempo. Cierto es que te presenta a los personajes, pero lo hace de forma muy insípida y errática (al protagonista le falta mucho carisma), sin ninguna intención de enganchar al espectador, y pecando de conformista. Luego la cosa mejora, pero no lo suficiente como para convencernos de que esta serie anime de Netflix merezca la pena. Y es que al final lo mejor son los últimos cinco minutos, con las aventuras de la autora del manga por las termas de Japón, explicando detalles curiosos sobre las mismas a modo documental.

En conclusión, una propuesta insustancial y que es imposible recomendar, a no ser que te interese la arquitectura, la Roma antigua o la cultura japonesa, pero creo que ni por esas. Y es que es un fallo haber renunciado al humor y la mala baba, cuando un producto de estas características lo pedía a gritos. Hay propuestas mejores, y más si tenemos en cuenta la animación japonesa. Una gran idea, mal ejecutada, aunque tampoco es un desastre.

Más críticas: ocioworld.net

Como bien dice alguien que ha vivido muchos años en Japón, el anime y el manga es lo que les gustaría ser a los japoneses, no lo que realmente son.

Un constructor romano de termas (supongo que para la mentalidad japonesa es totalmente normal que en la antigua Roma hubiese un tipo de ingeniero especializado únicamente en eso, igual que en Japón se especializan en cosas muy concretas) descubre que tiene el poder de que al sumergirse en el agua aparece en el Japón actual, siempre en algún tipo de zona de baño que le resuelve el problema que se le plantea en el inicio de cada episodio. Que un anciano te dice que le cuesta desplazarse hasta las termas para tomar un baño, pues tranquilo porque aparecerás en Japón dentro de una bañera y un señor anciano japonés te enseñará cómo se bañan allí, para que a la vuelta lo repliques en tu época como buenamente puedas.

Así pues, el romano orgulloso del dominio cultural de Roma, acaba claudicando ante la superioridad japonesa de varios siglos después. Japón, esa cultura superior a las demás, o eso deben pensar ellos y algunos otakus occidentales.
La serie es aburrida, repetitiva y absurda en el mal sentido. Ver a romanos comportándose como japoneses actuales se hace bola. Incluso ver que en el imperio romano comen el mismo tipo de brochetas japonesas es ridículo y da cuenta de que los japoneses son, la mayoría de las veces, incapaces de salir de lo suyo.

Una decepción, porque había oido hablar bien de ella.